A un mes de que fueran víctimas de la poca seguridad en Chihuahua, la Diócesis de la Sierra Tarahumara recordó a los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, además, reclamaron que se esté viviendo en un Estado de Derecho no cumplido.
La Diócesis señaló que “nos ha dolido muchísimo a todos los que vivimos en la Sierra Tarahumara y especialmente a los que conocimos y tratamos como lo que eran, unos hermanos no solamente en el Ministerio Sacerdotal, sino sobre todo en la vida diaria”, indicó Juan Manuel González Sandoval, obispo de la Tarahumara.
El obispo destacó que ambos sacerdotes eran un modelo para niños y jóvenes de que se puede llevar una vida recta y que la felicidad no radica en las cosas materiales.
Sin embargo, el obispo recordó que no hay un Estado de Derecho ante la descomposición social, sobre todo, por quienes están encargados de hacer cumplir la ley.
“Desgraciadamente muchas cosas han fallado social, política y económicamente hablando y ahora estamos viendo y viviendo la descomposición de un tejido social que nos hace vulnerables ante las fuerzas del mal, un Estado de Derecho no cumplido y no defendido por muchos de nosotros, especialmente por aquellos que tienen por encargo de la ciudadanía, ‘servir y hacer valer la ley'”, dijo.
González Sandoval recordó que ambos sacerdotes recorrieron la Sierra por tierra o por aire, caminando o a caballo con el deseo de llevar el Evangelio.
“La Diócesis de la Tarahumara, nos seguimos uniendo a la pena y al dolor de todos los miembros de la Compañía de Jesús y de todas aquellas personas, familiares, amigos que conocieron a estos hermanos nuestros”, dijo.
Ambos sacerdotes fueron asesinados el pasado 20 de junio en la parroquia de San Francisco Javier, en el municipio de Cerocahui, luego de que intentaron ayudar al guía de turistas Pedro Palma.
Hasta el momento, las autoridades federales o estatales no han logrado detener a José Noriel Portillo, alias “El Chueco”, presunto autor de los tres crímenes.
(Con información de Reforma)
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