Bienvenidos mis queridos lectores a otra edición de esta su columna de confianza. El pasado miércoles el América tuvo un partido de corte amistoso frente al Manchester City de Inglaterra.
Del encuentro no se esperaba mucho, e incluso el propio Guardiola mostró el poco conocimiento (entendible) que tiene sobre el futbol nacional al decir que admiraba al conjunto azulcrema por su política de jugar solo con mexicanos. Vaya, una mentada de madre yo creo que dolía menos.
Por su parte, en América siguieron el mismo guion que en la previa al juego frente al Chelsea, “son un gran equipo”, “lo tomamos con toda la seriedad” “queremos demostrar que estamos al nivel” y un largo etcétera.
La sorpresa fue para todos cuando desde el pitazo inicial el América mostró categoría, jugándole al tú por tú a uno de los mejores equipos del mundo. La presión desde la salida rival se sintió y a pesar de la ausencia del peruano Aquino, el medio campo águila se desenvolvió de excelente manera, Richard Sánchez y Jonathan Dos Santos estuvieron muy atentos a los cortes y las anticipaciones, dando clase de cómo se presiona sin la necesidad de ser bruscos en las entradas.
Se ve que al City le ofuscó el planteamiento inicial de los de Coapa, pues durante los primeros diez minutos se mostraban hasta incrédulos de lo que estaba pasando. América con personalidad incluso tenía el control de la pelota y marcaba el ritmo del juego.
Sin embargo y a pesar de ser el primer partido de pretemporada de los dirigidos por Guardiola, el talento salió a flote y con una auténtica galopada de Kevin de Bruyne que terminaría con un golazo desde fuera del área, los ciudadanos se pusieron adelante en el marcador.
Quizá lo más calientito del partido lo entregó Jack Grealish. El extremo inglés encaró más de una vez a los jugadores azulcremas e incluso reclamó en par de ocasiones faltas fantasmas dentro del área, hecho que provocó el enojo del arquero Guillermo Ochoa, con el que terminó a empujones y mentadas de madre.
Tras el roce con el también arquero de la selección mexicana, la afición mexa se encargó de respaldar a su connacional y en el tiempo en el que Grealish estuvo dentro de la cancha, las mentadas de madre no le faltaron ni por un minuto.
Puedo echarles flores a los ingleses, pero seamos honestos, todos sabemos a lo que juega el City y que, de agarrarlos a media temporada, el América se come mínimo cuatro goles.
Para terminar, quiero destacar el juego de Emilio Lara y Alejandro Zendejas, jóvenes mexicanos que no les dio frío enfrentar a la élite, cumplieron con la chamba encomendada e incluso dejaron sensaciones para considerarlos seleccionados nacionales (Lara en selecciones con límite de edad).
Sin duda, estos partidos son los que el aficionado más disfruta y a falta de Libertadores o Copa Sudamericana, son lo que representan un roce internacional de relevancia.
¡Hasta la próxima!
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo