En el 2024, Morena ganará sin duda, las elecciones presidenciales. El asunto es saber con cuánto lo logrará. En el mundo de la probabilidad se toma como base la estadística y esta muestra el ascenso en gubernaturas ganadas y en el alto nivel de aprobación de AMLO entre la ciudadanía. Morena podrá obtener en una banda entre el 45% y 55%, la votación necesaria para continuar en el poder. Sin segunda vuelta electoral, y con sus aliados, hará posible la continuidad. Cualquiera de las dos “corcholatas” que destape el Presidente, permitirá la victoria. Aún con Claudia Sheinbaum -quien representa claramente al ala radical e incondicional de Andrés Manuel-, o a Marcelo Ebrard quien es la vía moderada, que, aunque perdiera en el ala radical a algunos, ganaría entre la oposición moderada, algunos votos.
La oposición, los tres partidos tradicionales, PAN-PRI-PRD no terminan de asimilar que con el Congreso Nacional y las campañas de “Comités de Defensa” en el Estado de México, se inauguró una estrategia novedosa para burlar la ley electoral y continuar el posicionamiento de las “corcholatas” presidenciales. Aturdidos entre los escándalos del dinosaurio priísta que gime estertores del fin de su existencia, pasando por la inmovilidad panista que no define si irá o no en alianza a la contienda presidencial hasta llegar a los restos famélicos del PRD. Llenos de discursos de descalificación al gobierno y sin propuestas claras ni liderazgos, ni acuerdos básicos, lograron solo contener en el orden legislativo, cambios a la ley que quería AMLO, pero no lograron crear o identificar candidatas o candidatos ciudadanos para evitar proponer solo a los mismos cartuchos quemados del pasado.
Ingeniosa e innovadora la idea de AMLO de lanzar “corcholatas” y descalificar a Monreal; de rellenar la terna con su paisano Adán Augusto cuando cualquier sondeo muestra el error que cometerían al postularle. Dispuesto a sumar su marca personal, AMLO le apuesta a lo que aporte la marca Morena y el “producto” (Claudia o Marcelo) para que durante la semana y el fin también, sigan haciendo proselitismo, tal como él lo hizo por 18 años. Maravilloso juego el de apostar a las “corcholatas” y el de trabajar con encuestas para validar lo que AMLO al final decide para destaparles.
Si bien es cierto que AMLO no buscara reelección por su edad y por sabiduría para hacer la transición, el juego de “destapar” es en realidad un medio para hacer dos años de campaña y asegurar que arrasará en la elección del 2024. Ni el INE ni el TRIFE podrán detener este ingenioso juego, pues se simula en realidad, la campaña presidencial. Protestarán los partidos de oposición, pensando que al lanzar a “Alito” a Beatriz Paredes, a “Creel” o a “Anaya”, podrán competir con una maquinaria electoral que tendrá como operadores al 80% de los recursos de los gobiernos estatales. Tendrían que haber acordado hace tiempo el proponer a un ciudadano de alto perfil con un acuerdo para poder construir y no solo criticar.
En esto, Movimiento Ciudadano ha leído que la opinión pública si bien quiere una alianza opositora, tiene enormes reservas contra los tres partidos tradicionales, pues AMLO tiene décadas trabajando en el imaginario colectivo que ellos representan al pasado. Y MC no está allí ubicado. Estoy seguro que Dante Delgado y su agudo olfato político, intuye que, yendo solo a la contienda presidencial, podrá rebasar el 15% de preferencias, aunque con ello haga ganar a Morena y perder a la alianza Va Por México.
Pareciera que es lejano el 2024. No. la campaña presidencial ya empezó con el lanzamiento desde inicio de año, de las “corcholatas” de AMLO, de donde saldrá el próximo Presidente de México. En esta dinámica se darán a conocer por todo el País y el elector les conocerá para saber solo con cuánto ganarán en el 2024 la Presidencia de México.