Hace unas semanas terminó la Jornada por la Paz. El mensaje de los obispos de las distintas diócesis se centraba en lo mismo: recordar a los religiosos y religiosas que han sido asesinados en el País, orar por los criminales para “mover sus corazones”, pero también por las autoridades “ignorantes, ineptas e ineficaces” para garantizar seguridad y justicia.
El obispo de La Paz, Miguel Ángel Alba Díaz, fue más directo: “Quisiéramos rezar también por nuestras autoridades… que no saben hacer las cosas, que cometen muchos errores, no porque sean malos, sino porque son ignorantes, ineficientes, ineficaces. Buenos para hablar, tienen muy buen discurso, pueden tenernos todos los días con la boca abierta y riéndonos, pero ineptos para gobernar. Ni en salud, ni en seguridad, ni en educación ni en economía, ni en acabar con la corrupción, ni en desigualdad ni nada. Supieron cómo ganarse a un pueblo, pero no supieron cómo gobernarlo”.
Tuve la oportunidad de asistir a la charla del padre Javier Ávila, S.J. Fundador de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos, A.C., en el Instituto Lux hace una semana. El Pato, como le dicen, es un sacerdote jesuita que radica en la Sierra Tarahumara desde 1975 y continúa viviendo ahí. Con la gran sensibilidad que le caracteriza entiende la desigualdad y la necesidad que existe en la Sierra y se ha adentrado profundamente en la cultura rarámuri, lo cual le ha permitido entender su cosmovisión. Decía el padre Ávila que cuando se despiden entre ellos nunca saben si se volverán a ver y quién será el próximo en ser asesinado. Viven con miedo en la Tarahumara. Una persona le dijo al padre: lástima que mi hijo muerto no era sacerdote para que apareciera rápido, no nos hacen caso a nosotros. A esto el sacerdote jesuita dice que los muertos nuevos sepultan a los viejos. Se vuelven novedad hasta que llegan otros y los casos van dejando de tener importancia. Los muertos deben estar en horizontal y cada uno tener su importancia.
La Jornada de Oración ha terminado -continuó el padre Ávila- debemos fortalecernos, pero no basta rezar, llenarse de energía y espiritualidad. Como mexicanos creyentes hay que invitar al diálogo. ¿Qué puedes hacer tú? Estudiante, empresario, ama de casa, campesino, hay que asumir la responsabilidad más allá de lo que haga el gobierno y sumar cada acción de lo que podemos aportar. Hay que cuestionar los proyectos de seguridad. Ya no alcanzan los abrazos para frenar los balazos. No se puede dejar de hablar y denunciar. Las víctimas ya no pueden hacer nada, pero los que estamos vivos, sí. Hay quien dice que hay que olvidar porque no se va a lograr nada, pero como dijo Benedetti: “El olvido está lleno de memorias”.
Buen mensaje dio el padre Javier, invitando a la oración, reflexión y acción para construir una sociedad más humana desde la posición de cada uno.
LALC