¿Qué se puede hacer desde la sociedad para defendernos y protegernos del incendio de la inseguridad y de la delincuencia? Mucho, y más de lo que creen los tres órdenes de gobierno que solo usaron cubetazos de agua, porque no tenían otra opción.
Sobre los hechos ocurridos el martes y el jueves pasado, respectivamente, los grupos delictivos dieron un mensaje en Guanajuato y Jalisco y otro muy diferente en Ciudad Juárez, Chihuahua.
En el primero, las células delictivas tuvieron una orden de no disparar contra la sociedad civil y en el segundo sí lo hicieron, al grado de que murieron siete personas, ya fueran comunicadores, empleados de las tiendas, de negocios o una joven que solo iba a pedir trabajo.
Yo no estaba en Guanajuato cuando ocurrieron los atentados criminales en por lo menos 11 municipios. Pero como sí hubiera estado porque las redes y medios de comunicación nos daban cuenta de los hechos, a diferencia de las autoridades, que tardaron en aceptar y en informar lo que pasaba.
Cerca o lejos de tu hogar el sentimiento se exacerba porque en el primero de los casos, si estás fuera de tu casa no sabes si te va a tocar y si estás dentro sabes que nos debes salir o lo haces porque los tuyos están fuera y vas por sus vidas.
El mensaje del crimen es contundente, están en todas partes y aunque nuestros gobiernos no los quieran llamar organizados, están más que organizados y coordinados, a diferencia de nuestros órdenes de gobierno, que privilegian sus absurdas e inútiles posturas políticas.
El Estado y Municipio no pueden estar diciendo que buscan imputar de terrorismo a los detenidos (11 en Guanajuato y seis en Jalisco), cuando incluso activistas de derechos humanos y buscadores de personas desaparecidas han sido procesadas como tales.
Y la Federación, de oficio los deberá procesar por terrorismo porque eso es lo que infundieron no solo a la sociedad civil, sino a los gobiernos mismos. Claro, con el debido proceso y solo a los que realmente sean los responsables.
Empresarios y comerciantes exigen que sean los gobiernos quienes paguen los daños porque es su responsabilidad brindar la seguridad a la población, pero claro que ninguna instancia pagará y harán lo mismo de siempre, los municipios culpan al Estado, el Estado a la Federación y esta a los dos primeros.
No es momento de buscar responsables, pero sí es momento de aceptar responsabilidades y a partir de ahí tomar medidas contundentes. No se puede apagar el incendio a cubetazos.
¿Qué podemos hacer como sociedad? Mucho, primero exigir a las autoridades que cumplan con el principal cometido constitucional de proteger a la sociedad y no perder la seguridad nacional.
Segundo, no involucrarse con el crimen, empezando por prevenir y atender las adicciones a las drogas; tercero, contar con protocolos ciudadanos de reacción ante hechos delictivos y terroristas; protocolos derivados de foros independientes de todos los sectores.
Nuestros gobiernos deberán de tomar acciones contundentes y no pretender curar el cáncer con mejoralitos. La sociedad se los ha gritado mil veces y Federación, Estado y Municipio lo saben: inteligencia y fuerza coordinada, de una vez por todas.
El crimen no se cruza de brazos, sus fechorías no paran, incluso este viernes se reportaron narcobloqueos con vehículos incendiados, luego de una persecución de hombres armados en una camioneta, en el sur de la entidad. Los homicidios dolosos continuaron.
Falta, como lo he dicho muchas veces, retomar las reuniones de todos los gobernadores con el Presidente de la República, para cambiar o establecer estrategias contumaces, sin olvidar a los ayuntamientos, que son el primer respondiente a la exigencia ciudadana.
LALC