“El país está en llamas”, fue la frase recurrente ante los numerosos hechos violentos de la semana pasada en distintos puntos del país.
Jalisco, Guanajuato, Chihuahua, Michoacán, Estado de México, Baja California y Colima sufrieron las acciones del crimen organizado que incendió vehículos, destruyó comercios, bloqueó vialidades e incluso agredió y asesinó civiles.
La empequeñecida oposición mira con sospecha la concatenación de ataques; presume que pueden ser actos orquestados desde Palacio Nacional para que la población acepte, incluso ruegue, por la militarización del país que busca el presidente Andrés Manuel López Obrador. Irónicamente reprochan por ello al mandatario cuando históricamente las administraciones del PRI y PAN han sacado con gusto de sus cuarteles a los militares.
En contraparte, la 4T llama a la mesura y la prudencia, no vaya a ser que generemos el pánico con exageraciones, pos ni que anduvieran matando gente. “No son atentados terroristas, no hay que magnificar los hechos”, comentó sereno el secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández, quien dijo además que la estrategia de combatir de fondo la violencia con abrazos ha funcionado bien.
Los defensores de la transformación también miran los hechos con suspicacia: es probablemente obra de los conservadores que acechan al presidente y quieren desestabilizar su gobierno, manifiestan en redes luego de tener que malabarear argumentos finalmente incoherentes para respaldar el cambio de timón de Andrés Manuel, quien primero quería al Ejército fuera de las calles y ahora pretende colocarlos en cada esquina porque los abrazos nomás no han servido.
Ambos bandos rasguñan objetivos políticos de la tragedia en que nos encontramos que no es de la semana pasada, pero la clase política se pone siempre bajo el reflector con el tema del momento cuando en realidad el país está en llamas a diario.
OTRA VEZ MINERAL DEL MONTE
Que tenían droga y sacrificaban un gato, dijo el alcalde de Mineral del Monte Alejandro Sierra Tello luego de conocerse la detención de 60 estudiantes de la UAEH que supuestamente participaron en una riña.
Por medio de redes sociales supuestos testigos y detenidos narraron las irregularidades de la detención durante la madrugada del pasado sábado en la que acusaron abuso policial.
Previamente el alcalde estuvo involucrado en otro caso de abuso por parte de oficiales contra activistas y reporteros, así que la justificación por el arresto de estudiantes parece más una declaración para salir de broncas, pero credibilidad no tiene mucha.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo