3,612 kilómetros separan a Curazao, una isla neerlandesa del Caribe, de León, uno de los municipios más conocidos del estado de Guanajuato.

¿Qué une a estos dos puntos tan distantes en el mapa mundial? Por esta ocasión, es esta historia de superación donde la salud es la principal motivación para seguir luchando contra la adversidad. 

Él es William Van Heyningen 

Con 63 años de edad, su físico aún es imponente al ostentar todas las características de un deportista nato: altura, fortaleza y velocidad. 

Descansando en una silla de metal con medalla colgada y ramo en mano, William Van Heyningen se muestra contento y entusiasmado por su reciente logro en la Deportiva del Estado

“Yo viajo y compito en varios lugares, pero aquí me gusta que la gente sea amable y servicial. Además el clima me gusta bastante porque está fresco y ya sabrás que en Curazao es bastante tropical”. 

Con 25 años en el deporte, comenzó su andar jugando al futbol, pero siempre tuvo alma de corredor porque, como él mismo confiesa: “siempre me ha gustado correr”. 

Lo curioso es que ninguno de los dos deportes que él ha llegado a practicar es el más popular en su lugar de origen. 

“El más popular en Curazao es el béisbol, pero no me llamó nunca la atención llegarlo a practicar”. 

Una motivación especial

El recorrido fue pesado para William, pues tomó varios traslados en avión hasta llegar a la apodada ‘capital del zapato’.

“Primero viajé hasta Panamá, después de allí me trasladé a Cancún, y de esa ciudad me fui para Veracruz donde me di la oportunidad de competir y ganar cinco medallas. Esa fue la última ciudad antes de llegar aquí”. 

Sin embargo, eso es lo de menos para el atleta, quien se colgó dos medallas en su primer día de competencia al liderar en caminata y salto de longitud. 

“Mi más grande motivación es la salud. La salud siempre ha sido lo más importante para mí y lo pongo antes que nada. Eso mismo es lo que te mantiene sano. Un plus son las amistades que te deja esta profesión. Todo es incomparable para mí”. 

El idioma ni siquiera ha sido una barrera para seguir triunfando en lo que más le gusta: el atletismo, una disciplina que parece nació para él, con un alma que no conoce las distancias ni los obstáculos, sino todo lo contrario: el trabajo y el aprendizaje constante. 

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