Más rápido de lo que tarda en llegar una alimentadora, el recién llegado gobernador de Hidalgo Julio Menchaca arremetió contra el Tuzobús. Lo calificó como una terquedad y dijo que estuvo mal desde el principio.
Este lunes Francisco Olvera, quien trajo el Tuzobús a Pachuca y su zona metropolitana, respondió que el sistema es útil y que incluso debe ser ampliado para responder a las necesidades de la capital de Hidalgo que ha crecido con celeridad en los últimos años.
En la experiencia de un usuario eventual, el Tuzobús es funcional en términos generales en su línea troncal. Aunque se padecen los larguísimos puentes que desde el comienzo fueron criticados por exigir esfuerzo extra a los usuarios de transporte público, con el fin de no poner más semáforos que incomodaran a los automovilistas que tendrían que esperar mientras se acomodan en su sillón tras el volante, pobrecitos.
Otra cosa ocurre con las alimentadoras, que sí, desde un comienzo enfurecieron a personas usuarias por los cambios de rutas, las paradas obligatorias alejadas entre sí, pero especialmente por los largos lapsos entre un vehículo y el siguiente, así como por la necesidad de hacer el trasborde hacia la troncal, con su respectivo cobro; además, son estas unidades las que reportan mayor número de percances.
Menchaca ya advirtió que revisarán el Tuzobús para ver lo que sirve y lo que no, pues dijo que costaría una millonada quitarlo. Solo espero que tomen en cuenta a las personas que lo usan, porque, salvo para inaugurarlo, los políticos no lo usan y prefieren sus camionetones.
UN BOLILLO, POR FAVOR
Porque somos un país de tradiciones, este 19 de septiembre la naturaleza nos la hizo y recordó que estamos en zona sísmica apenas minutos después del simulacro para recordar los devastadores sismos de 1985 y 2017.
Aunque se realizan cada vez más ejercicios de prevención para educar a nosotros los habitantes para que sepamos qué hacer en caso de un temblor, estamos todavía en pañales, pues nos aventamos acciones como atravesar avenidas y colocarnos sobre un camellón delgadísimo como el ubicado en la avenida San Javier, según para resguardarnos. Si no nos hace algo el temblor, en una de esas nos atropellan.
¡MUERA EL CLASISMO!
Como prácticamente todo lo que dice y hace, el peculiar grito de Independencia que realizó el presidente Andrés Manuel López Obrador el 15 de septiembre levantó tantas ámpulas entre sus adversarios como loas de sus simpatizantes. Y es que el tabasqueño quiso ser fiel a su discurso y repudiar el racismo, el clasismo y la corrupción al grito de ¡mueran!
Leí, no sin asombro, que muchos de sus detractores le pidieron no inventar problemas inexistentes y dejar de dividir al país con sus acusaciones, como si esos tres temas no fueran cosa corriente en el país. Por supuesto, no pasaron diez minutos sin que los reclamos al mandatario se hicieran con (no podía saberse) comentarios racistas y clasistas. ¡Caramba!
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo