Irán.– La muerte de la joven Mahsa Amini (22 años), hace una semana, ha despertado en Irán una revuelta que estaba adormecida desde la primavera persa, en 2019.
Una oleada de protestas encabezadas por los jóvenes iraníes llenan los espacios públicos del país en manifestaciones contra al uso obligatorio del hiyab, un velo musulmán que cubre la cabeza de las mujeres.
Las protestas por la muerte de Amimi, bajo custodia de la Policía, cumplen una semana. La joven fue arrestada en las calles de Teherán por la Policía de la Moral porque mostraba parte de su pelo a través del hiyab.
La prenda es obligatoria en Irán desde el triunfo de la república islámica, en 1979. En el último mes, el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, ha endurecido el control del velo para garantizar que las mujeres respeten el código de vestimenta.
Las movilizaciones han convertido las ciudades de Irán en un escenario de choques diarios contra la policía, especialmente por la noche. Algunos enfrentamientos dejaron muertos y heridos, según Amnistía Internacional.
Los manifestantes han incendiado coches y motos y han prendido fuego a símbolos del gobierno. Raisi es también el centro de las críticas, los cánticos de los manifestantes le llaman “dictador”.
Las mujeres se están quitando el velo y cortando su propio pelo en las calles bajo el lema “mujeres, vida y libertad”.
La revuelta popular pide que el Gobierno asuma la responsabilidad por la muerte de Amimi. Las autoridades han llamado al episodio de un “incidente desafortunado” y han afirmado que la joven tenía problemas en el corazón y que después de ser arrestada sufrió un ataque cardíaco.
La familia de Amimi niega que sufriese cualquier condición cardiaca preexistente.
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