No amar el pan de fiesta mexicano es casi un pecado. Originario de Tlaxcala, esta delicia ha acompañado miles de fiestas patronales a lo largo y ancho de nuestro país. Existen desde los clásicos que se pueden comprar en los pequeños camiones de las ferias, hasta versiones más complejas de nuez o nata.
Y es que a partir del 29 de septiembre al 3 de octubre después de haber pasado un confinamiento necesario por la pandemia de COVID-19 por fin nuevamente se podrá regresar a vivir la tradicional feria de San Francisco aquí en Pachuca. Por fin después de meses de espera de chicos y grandes otra vez se contará con eventos multifacéticos que traerán la alegría y por un tiempo el tratar de olvidar la desgracia vivida por la pandemia.
Y quién no ha probado el particular y famoso “pan de feria” seguro que muchos ya que una atracción como esta no puede prescindir de este tradicional gusto culinario, pero… ¿Cuáles son sus orígenes? Analicémoslo:
Tradicionalmente se hace en hornos de piedra y suelen ser el compañero perfecto del café de olla, aunque también puede servirse con atole, ponche o té.
Hasta el momento el origen del pan de fiesta se sitúa en San Juan Huactzinco, un pueblo al sur de la ciudad de Tlaxcala; por ello, el lugar recibe el título de “la cuna del pan”.
En el pasado, el pan de fiesta era conocido como “pan de pulque”. Esto se debe a que el pulque era uno de los ingredientes que no podía faltar. Además de dar sabor, el pulque fungía como levadura, con lo cual el pan se hacía esponjoso. Actualmente no todos los panes se hacen con pulque, ya que lo encarece y en algunas regiones es difícil de conseguir.
El nacimiento del pan de fiesta data de inicios del siglo XX, época en que era muy rudimentaria la forma de hacerlo. En ese entonces, el pan se hacía dentro de las casas y se procuraba que tuviera pulque para que duplicara su tamaño. Se tendían telas sobre los petates y las manos de hombres y mujeres amasaban harina, azúcar, agua y pulque. Debido a la demanda, al pan se le comenzó a agregar mantequilla o manteca de cerdo, con lo cual mejoró la calidad y tomó la forma actual.
El pan de fiesta también recibe los siguientes nombres: eslabón o escalera para los panes largos y subdivididos; moreliana o redondo para los bollos circulares; y pechuga o sope para los panes ovalados recubiertos de ajonjolí.
El pan de pulque o fiesta suele presentarse en huacales con hojas de zapote o aguacate, elemento que además de aromatizar las hogazas, también actúa como conservador natural.
¿Conocías esta historia? No olvides ahora que vayas a la feria beber un rico café de olla acompañado del característico pan de pulque.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo