280 mil personas, dicen. ¡Pásumecha! No imagino tanta banda junta y tan conectada cante y cante con el Grupo Firme en el Zócalo. Por cierto, ni los conozco, pero eso se arregla ahorita mismo con internet; algo bueno han de tener pa’ tremendo jolgorio.
Pero todo esto me tiene confundido en muchas formas. Además de aplausos el Grupo Firme levantó regaños, quesque promueven la misoginia y la narcocultura. Repito: ni los conozco, pero no tengo dudas de que lo primero sea real, pues difícilmente un género o grupo musical libra una inspección feminista; nuestra sociedad es misógina y sus productos culturales también (casi siempre).
Adversarios acusan a los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y su protegida Claudia Sheinbaum de hipócritas promotores de la violencia y la narcocultura por exponer al pueblo a semejantes discursos. Yo no entiendo a la oposición, no hace mucho atacaron al presidente por decir que los videojuegos violentos promueven conductas agresivas entre sus consumidores. “¡Mentiras!”, gritaron al cielo. “Un juego no hace violenta a la gente”, dijeron, pero ahora dicen como si tuvieran los pelos de la burra en la mano, que unas canciones sí tienen ese poder. ¿Entonces en qué quedamos? Consumir tal o cual canción, película, videojuego o discurso violento, ¿nos hace violentos? Ilumínenme, por favor.
Al debate llegó también la policía del buen gusto acusando de nacos (lea con voz del Pirrurris) a los asistentes. Otra cosa que no entiendo: aseguran que sus comentarios no son clasistas pues no les importa la posición económica de los señalados, sino que aluden a su falta de educación, clase y modales. Nunca he sabido a qué se refieren con falta de clase, supongo que habrá que desempolvar el Manual de Carreño o acaso me haga falta más mundo, porque según entiendo referir carencia de educación o modales para denostar a persona cualquiera sí es clasismo.
Una confusión más: hay quienes reclaman a Claudia Sheinbaum, corcholata preferida por el presidente, que hay prioridades en las cuales gastar el dinero usado para el show del Grupo Firme (2.5 millones de pesos, según informó la propia jefa de gobierno), que el dinero de nuestros impuestos no debe usarse en entretenimiento. A estas alturas ustedes saben ya que entiendo de muy poco, pero ¿no los gobiernos destinan partidas para la promoción de espectáculos artísticos y culturales? A cancelar todas las ferias, pues, que hay prioridades.
Quisiera pensar que exigir a Sheinbaum atender las deficiencias del Metro o la inseguridad en la ciudad no está peleado con la realización de conciertos públicos. También que las personas que asisten a estos no son responsables de la incompetencia gubernamental. Pero qué sé yo, el mundo es ya muy raro y las redes todavía más.
PROHIBICIONES DE LA 4T
La semana pasada circuló un documento en que el gobierno de Hidalgo solicita a sus funcionarios evitar asistir al palenque de la Feria de Pachuca, para que guarden el decoro, no vaya a ser que ya enfiestados actúen en forma contraria a lo que predica la transformación. ¿A qué le temen? ¿A parecer de los de antes? Quién sabe, pero en tanto, el gobierno de Hidalgo incumple un precepto de Andrés Manuel: prohibido prohibir.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo