El tema migratorio se volvió toral. En las victorias de Trump en EU, y de líderes con tintes fascistas en Europa, como Meloni en Italia y Akesson en Suecia, controlar la frontera y restringir flujos migratorios fue la promesa central al electorado. Este tema seguirá creciendo y polarizando, pues los flujos migratorios aumentarán, motivados por violencia, desigualdad, cambio climático y otros factores que aprovechan organizaciones criminales que lucran con el tráfico humano.

Por otro lado, las economías desarrolladas necesitan de migrantes, pues sus poblaciones decrecen rápidamente. China, el país más poblado del planeta, empieza a decrecer después de décadas de política de un solo hijo por pareja, y por la brutal eliminación de niñas como consecuencia.

El problema no es la migración en sí, sino la pérdida de control de procesos migratorios que han sido rebasados, y de los que se abusa. Hoy hay 670 mil solicitantes de visas “de refugiado” viviendo en EU. La mayoría no califican para esa forma de migración que se estableció en la Segunda Guerra Mundial para quienes huían del holocausto, o corrían riesgo inminente. El sistema está roto y la imposibilidad de permitir un ingreso legal y ordenado de migrantes da argumentos para quienes temen la entrada indiscriminada de delincuentes o de terroristas. La percepción de una frontera abierta es el mayor obstáculo a la reelección del presidente Biden, pues los flujos migratorios han aumentado, una vez que la pandemia queda atrás, y prevalece la percepción de que las draconianas medidas de Trump ya no aplican, pero existe el riesgo de que otro presidente republicano las retome. Por cierto, ya 40% de las detenciones en la frontera son de mexicanos, después de una década de migración decreciente e incluso negativa (más mexicanos saliendo que entrando).

Por ello, no ha habido un mejor momento que éste para proponer un gran acuerdo migratorio con EU. Hay que considerar, además, que el principal impedimento para que prosperen las políticas antiinflacionarias que introdujo la Reserva Federal es la falta de trabajadores. Urge, además, sacar cadenas de suministro de China. Después de la pandemia, hubo 3 millones de retiros prematuros, hay un millón de afectados serios por secuelas de Covid, 15 millones con secuelas de “Covid largo” y al menos 2 millones de migrantes menos de los que hubiera habido sin Covid y sin Trump. Faltan trabajadores en el campo en estados republicanos, y niñeras y trabajadoras domésticas en las ciudades demócratas, por eso la reintegración de mujeres al mercado laboral ha sido lenta. Sin trabajadores, el pago por servicios se encarece y abona a la presión inflacionaria que no amaina.

¿Cómo sería ese gran arreglo? Cobrando caro por la migración. Imagino un pago de 50 mil dólares por migrante. Suena a mucho, pero hoy les pagan 15 mil dólares, en cash, a coyotes que los cruzan sin garantía de éxito y arriesgando la vida. Podrían establecerse mecanismos de crédito para financiar el pago, permitiendo que los migrantes se integren de lleno a la economía formal, que paguen impuestos (hoy los pagan, pero no pueden hacer deducciones que les beneficiarían, al no estar en la formalidad) y que entren y salgan conforme les convenga. ¿Por qué un pago tan caro? Porque los dejarían meterse en una larga cola de quienes llevan años solicitando migrar (y que deberían seguir ese proceso sin pago). Igualmente, gente con calificaciones extraordinarias, estudiantes y otros, seguirían con los trámites migratorios actuales, pero beneficiándose de un sistema que se liberaría al no tener que procesar cientos de miles de visas de refugiados que no lo son.

Se registran más de 2 millones de cruces fronterizos al año. Eso le daría al gobierno 100 mil millones de dólares anuales que podrían usar para fortalecer escuelas bilingües, el sistema de salud, el Servicio Migratorio, y para sellar la frontera, evitando el cruce de personas y de sustancias indeseables.

Permitir una migración segura y digna debe ser prioridad del mundo. Urge encontrar soluciones sensatas.

@jorgesuarezv

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