Dicen que la prostitución y el espionaje son los oficios más viejos de la humanidad. En México, está documentado que desde la Conquista y durante la Independencia, ya existían el espionaje. Joel Poinsett, embajador de Estados Unidos en nuestro país, hacía tareas de inteligencia durante su estancia aquí.
Durante el mandato del presidente Miguel Alemán la CIA ayudó a formar la temible “Federal de Seguridad” en México, proveyéndola de alta tecnología, con sistemas avanzados en las tareas de espionaje. Posteriormente, la “Federal” se dedicó a espiar políticos, embajadas, hombres de negocios, líderes obreros, estudiantes, campesinos, y a infiltrar gente en organizaciones de su interés.
Recientemente fue noticia a ocho columnas que el Ejército espía. Esto se supo porque otros espías hackearon a los que espiaban y así obtuvieron información clasificada de las fuerzas castrenses. Pero esto no es nada nuevo: desde que el general Joaquín Amaro configuró el nuevo Ejército mexicano, existe la Sección Segunda, donde realizan las tareas de Inteligencia y Contrainteligencia.
También, cada Zona Militar coordina en su zona el funcionamiento del SIM, Sistema de Inteligencia Militar, organismo de inteligencia de nivel regional. Con el SIM logran detectar oportunamente los actores de conflictos en la zona, su forma de operar, sus posibles proyectos locales, su estructura, sus características y los posibles escenarios de riesgo.
Pero de la misma manera existen organismos civiles gubernamentales, como el Cisen, ahora Centro Nacional de Inteligencia, que se dedican a las tareas de Inteligencia. Recordemos que, en su momento, la candidata presidencial Josefina Vázquez Mota acusó a colaboradores del presidente Felipe Calderón de espiarla: “Un saludo cariñoso para Genaro García Luna, que graba y escucha todo, en lugar de espiar al Chapo”.
Pero también es sabido que el espionaje se da entre países. En el anecdotario político se cuenta sobre la famosa espía que vino a México: Hilda Krüger, esplendorosa artista de cine y experta en el arte de la seducción. En 1941 la diva fue enviada a nuestro país por el alto mando alemán, y pronto se convirtió en amante de Miguel Alemán, a la sazón secretario de Gobernación. Los agentes estadounidenses la detectaron e informaron a los servicios de contraespionaje mexicanos que la rubia era una espía nazi. Así las cosas, Hilda obtenía, en la cama, información valiosa de Miguel sin necesidad de intervenir los teléfonos de Gobernación: de manera que, en el mundo de los enamorados, no había secretos de Estado…
Grandes figuras como Fernando Gutiérrez Barrios y Miguel Nazar Haro, ambos titulares de la Dirección Federal de Seguridad, fueron considerados como “agentes” por la CIA, por su franca cooperación. Pero para no ir tan lejos, durante el gobierno de Felipe Calderón se otorgaron atribuciones metaconstitucionales a los servicios de inteligencia de Estados Unidos para que pudieran portar armas, denunciar, interrogar, espiar, infiltrarse e intervenir teléfonos en territorio mexicano, algo siempre prohibido.
Pero la sorpresa de Calderón fue mayúscula cuando al tiempo andando, se enteró de que él también había sido espiado por la DEA y la CIA. Entonces el espía fue espiado, el ex presidente hizo el coraje de su vida, con lo que Josefina se regodeó. No debiese haber sido Calderón el indignado, debería ser la sociedad, porque este permitió la franca intervención de la CIA en nuestro país; también permitió que los organismos de inteligencia de su Gobierno intervinieran cualquier cantidad de teléfonos a políticos de oposición y empresarios, entre otros. O sea, no le molestaba al Presidente que espiaran a todos los mexicanos, lo que le indignó fue que él fuera el espiado. ¿Entonces cuál es la legitimidad de labores de Inteligencia y el derecho a la privacidad de los mexicanos?
En distintas ocasiones México ha reclamado a Estados Unidos por el espionaje que realizan sus agencias de inteligencia en nuestro país. A lo anterior, ha respondido que el Gobierno de Estados Unidos recaba información de inteligencia en el extranjero como lo hacen todas las naciones. En su momento la CIA consideró a Echeverría un gran colaborador de la Agencia, porque les hizo grandes servicios, como desmantelar la estación de la KGB en México.
Pero no solo los gobiernos espían. Las grandes empresas también lo hacen, tienen sus sistemas de inteligencia y contrainteligencia para evitar ser hackeadas, tener información sobre los avances tecnológicos de la competencia y hacerse con secretos de los otros y demás menesteres. En Guanajuato, también hay espías… que a la vez también son espiados.
El espionaje en México es un delito; pero si son las mismas autoridades las que lo realizan, nadie presenta denuncia. Por esta razón usted nunca ha visto a una autoridad, espía, en la cárcel. Es una línea muy delgada la que separa las tareas de inteligencia y las de espionaje. Si siente usted que lo están espiando, tranquilícese, podría ser solamente su conciencia medrosa; pero cuidado, no divulgue sus intimidades y secretos por teléfono, porque puede ser espiado.
MTOP