No somos como los de antes. Es esta una de las frases más socorridas por el presidente Andrés Manuel López Obrador para distinguir su administración de las anteriores, no se cansa de señalar que su movimiento está en las antípodas del prianismo y goza con destacarlo a la primera oportunidad. Sin embargo, del dicho al hecho…
La cuarta transformación se instaló ya en Hidalgo gracias al triunfo que el pueblo dio al ahora gobernador Julio Menchaca que pasó como aplanadora sobre un PRI destartalado que no supo qué ocurrió. Ahora, el mandatario estatal aprovecha cualquier momento para recordar que es una nueva era política y, fiel a su general, también insiste en recordar que no son como los de antes.
El pasado domingo el Gobierno de Hidalgo presumió en redes sociales que los palcos que tiene en el estadio Hidalgo fueron ocupados por niñas y niños, estudiantes y deportistas notables, durante el partido de vuelta de cuartos de final entre Tuzos y Tigres que terminó en triunfo para los de casa que se instalaron así en semifinales. Destacó, por supuesto, la deferencia con los de antes:
“Espacios que anteriormente eran usados por funcionarios y sus familiares, ahora son del y para el pueblo. Por instrucciones del gobernador Julio Menchaca, esta noche 19 niñas, niños, así como deportistas, acompañados de sus mamás y papás, asistieron al Palco del Gobierno en el estadio Hidalgo”.
La publicación incluye fotografías en las que aparece el gobernador acompañado por el pueblo, rodeado de los distinguidos invitados e invitadas, felices de presenciar la victoria del Pachuca.
Un día antes, el sábado 15 de octubre, pobladores de la localidad Ixcotla, de Molango, que mantenían un bloqueo desde septiembre en los accesos a la Minera Autlán en protesta por la contaminación generada por la empresa, recibieron la visita de policías estatales que desbarataron el campamento y se llevaron detenidas a seis personas.
Lo anterior, no obstante que el propio gobernador declaró previamente que su gobierno buscaría mediar el conflicto entre la empresa y los pobladores, con la doble finalidad de conservar los empleos que genera la minera, al tiempo de garantizar a la población el cumplimiento de las normas ambientales, pues reconoció que la actividad minera es agresiva al entorno.
Ahí no hubo fotos con el gobernador. Linda imagen habría sido Julio Menchaca levantando el pulgar enmarcado por los policías estatales que arrastraban a manifestantes de Ixcotla. ¿Será que no son pueblo las personas que se manifestaban contra la empresa? Quizá. Habría que preguntar al gobernador cuál es el criterio de distinción, para saber si está uno entre el pueblo al que invita a partidos o con el otro, al que le llegan los estatales.
La transformación de López Obrador que dirige en Hidalgo Julio Menchaca no tiene las cosas sencillas, menos si insiste en agitar la bandera que los separa de la tradición priista al mismo tiempo que replica sus formas, no solo con el empleo de la fuerza policial, sino también con el proceso de entrega recepción de las dependencias que replica, por ejemplo, despidos a la brava y la colocación de personas que parecen no saber qué hacen; además de las ya famosas investigaciones por presuntos desvíos que empiezan a oler a llamarada de petate.
Pero bueno, apenas empieza y goza, todavía, del beneficio de la duda.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo