Lord Acton, un historiador británico, dijo en 1887 que “el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”. La historia, plagada de gobiernos que sucumbieron presas de los excesos de su propio poder, confirma lo acertado de esa frase. En El espíritu de las leyes, Montesquieu aconsejaba la separación de poderes como antídoto contra la amenaza del despotismo. En El Federalista, James Madison dijo que “en un gobierno de hombres sobre hombres, la gran dificultad es primero habilitar al gobierno para que controle a sus gobernados, pero después obligarlo a que se controle a sí mismo”. Sin separación, la rendición de cuentas no es posible. Por eso, es común darle al Congreso, y no al Ejecutivo, control sobre el presupuesto público.
Si AMLO no hubiera gozado de mayorías tan dominantes en las Cámaras y en legislaturas estatales, una oposición más fuerte quizá le hubiera impedido cometer sus más graves errores, desde la eliminación del Seguro Popular hasta la cancelación del Aeropuerto. No fue así. Ahora es el Ejército el que se arriesga a un rotundo fracaso y a un radical deterioro en la buena percepción que los mexicanos tienen de él.
Nuestras Fuerzas Armadas están aisladas. No participan en operaciones internacionales, así que no pueden compararse con sus pares. Además, acostumbran a operar en la penumbra. Por décadas, eso se les permitió a cambio de no intervenir en política. Su presupuesto ha sido magro, comparado con el de otros países. Entre 1949 y 2021, fue en promedio de 1,976 millones de dólares. Dadas sus nuevas responsabilidades -no militares- llegó a 8,680 millones el año pasado. Aun después del incremento, siendo la 15ª economía del mundo, nuestro presupuesto militar es el 34º. El de Colombia es 51.4% superior en términos absolutos y casi 4 veces mayor per cápita. El de Brasil es 4 veces mayor en términos absolutos y el de EU, el más grande del mundo, 107 veces.
Innecesariamente, se expone a nuestras Fuerzas Armadas a un deterioro peligroso. Es suicida poner el manejo de aduanas y puertos en las manos de una entidad que cree que pedirles rendir cuentas es “irrespetuoso”. La masiva corrupción y alianza con organizaciones criminales será (o ya es) inevitable. Es cruel decir que “las utilidades” del Tren Maya y de la prometida aerolínea militar fondearán su sistema de pensiones pues, si se concretan, ambas entidades generarán pérdidas colosales. ¿Pondremos a una entidad armada, que no rinde cuentas y que además nos espía, a pedir subsidios crecientes? ¿Quién será el guapo que se los niegue?
Curiosamente, aerolíneas y trenes pierden dinero en todo el mundo. Son pocas las líneas aéreas rentables pues es un negocio difícil. La compensación de los CEO’s de American, Delta y United osciló entre 7 y 12 millones de dólares el año pasado porque hay muy pocos ejecutivos con la experiencia para manejar tan compleja operación. Lo mismo en el caso de los trenes; éstos son subsidiados incluso en regiones de alta densidad poblacional, en ciudades geográficamente cercanas (con las que la península de Yucatán ni sueña), pues compiten contra medios de transporte mucho más económicos y que no requieren de la colosal inversión de capital. Un boleto de autobús para ir de Mérida a Cancún cuesta 400 pesos. La tarifa tendría que ser sustancialmente mayor, para que una tarifa de tren fuese rentable en un trayecto similar.
El Ejército debe, gradualmente, regresar a los cuarteles. Los soldados no son albañiles. Su presupuesto debe aumentar considerablemente, pero para fortalecerlo. Hay que ofrecerles mucho mejor desarrollo profesional a los oficiales, ofrecer que participen en operaciones de mantenimiento de paz de la ONU para que aprendan mejores prácticas de ejércitos más fuertes; modernizar su equipo y darles presupuesto para mantenerlo, y así evitar que sus helicópteros sigan cayendo. Pero, a cambio de eso, México tiene que dejar de ser el único país en América Latina (junto con Guatemala) sin secretarios de defensa civiles. Por su bien, deben rendir cuentas. Quienes exponen la vida por su patria merecen más respeto.
@jorgesuarezv