El actual gobierno de Hidalgo debe observarse en el espejo de su antecesor para evitar la tentación de legitimar su actuar con supuestas encuestas cuya autoría obedece a los humores y colores de quien paga.
Alabanza en boca propia es vituperio, pagar por ello significa afán de notoriedad a cuenta del erario público.
No hace mucho sesudos estudios proclamaban que el entonces gobernador del estado Omar Fayad Meneses se encontraba entre los mandatarios del país con los más altos porcentajes de respaldo ciudadano o aprobación.
Si fuera por las encuestas, en cada sexenio la población de Hidalgo tendría los niveles de vida de los países desarrollados. Periódicamente vivimos en Suiza y nadie se ha dado cuenta.
Ya que si el gobernador está bien calificado entre la sociedad, se sobreentiende, obedece a sus políticas públicas que contribuyen a elevar los índices de bienestar al garantizar alimentación, salud, estudios y empleos para todos como piso mínimo.
Nada más alejado de la realidad, pues se acabó el sexenio y también se apagó la magia de las encuestas: en Hidalgo incrementaron los niveles de pobreza extrema al pasar de 7 por ciento en 2018 a 8.1 por ciento en 2020.
El anterior gobierno perdió más de 800 millones de pesos por la quiebra del banco Accendo; además, las estaciones de radio del sistema estatal apagarán micrófonos a finales de este mes luego que la pasada administración no renovó las concesiones.
El puente atirantado de Pachuca costó 500 millones de pesos y en estos días una de las vías laterales será sometida a pruebas de “factibilidad” (solo las autoridades saben qué significa eso de pruebas de “factibilidad” pero suponemos que será para mejorar), ya que a meses de su inauguración solo provoca tráfico y accidentes.
Y la reciente inundación del Hospital Materno Infantil en Pachuca, solo por mencionar unos cuantos ejemplos.
Durante los primeros meses del actual gobierno, ahora emanado de Morena, también vemos la publicación de encuestas en medio de problemáticas que atraviesa el estado en materia de seguridad y economía.
Con la cuarta transformación que aterrizó en Hidalgo, sigue la repatriación de hidalguenses desde Estados Unidos, al tener en cuenta que los pobladores del estado abandonan sus comunidades de origen en busca de trabajo y que una vez en la unión americana enfrentan la rigidez de las políticas migratorias. Familias del Valle del Mezquital, donde este fenómeno abunda, lo dicen: no se van por gusto.
De enero a septiembre el país del norte devolvió a más de 5 mil migrantes a la entidad, cifra que incrementó diez por ciento en comparación con los repatriados en el mismo periodo de 2021.
Al primer mes del nuevo gobierno, Hidalgo mantuvo la posición número uno en el robo de hidrocarburo en el país y además ocurrieron 17 homicidios dolosos, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
De agosto a septiembre de este año el robo a casa habitación en la entidad pasó de 137 a 150; robo de autopartes de una a seis; extorsión de 20 a 27 incidencias; mientras que el narcomenudeo se mantiene en 29 casos, señala la dependencia federal. Falta que culpen a los medios de comunicación de crear una “sensación de inseguridad” al exponer tales cifras.
La actual administración lleva tres meses en el gobierno por lo que es necesario que se abstenga de la vanidad de las encuestas para no verse reflejada en su antecesora.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo