¡Muera Madero y muera el sistema que él representa!”. 
Ricardo Flores Magón

El presidente López Obrador encabezó una ceremonia el lunes en el centenario del fallecimiento de Ricardo Flores Magón. No hay duda de la importancia que AMLO le da a este revolucionario fallecido en una cárcel estadounidense el 21 de noviembre de 1922. Su gobierno ha designado este 2022 como el “año de Ricardo Flores Magón”. En su mañanera del 21 de noviembre dijo que, si Flores Magón “viviera”, “con nosotros anduviera”.
Quizá sea cierto, aunque siempre es muy difícil saber qué pensaría un personaje histórico 100 años después de su muerte. Flores Magón, después de todo, era anarquista y quería la abolición de todos los gobiernos. Lo paradójico es que el presidente haya hecho esa misma afirmación de Francisco Madero: si “viviera”, “con nosotros anduviera”. López Obrador ha cuestionado las críticas que Madero recibió como presidente. Olvida, sin embargo, que uno de sus críticos más virulentos fue Flores Magón.
Cuando Flores Magón huyó a los Estados Unidos, en 1905, Madero lo apoyó con recursos para que pudiera publicar su periódico, Regeneración. Le escribió: “Creemos que su Regeneración tendrá que conocer las Regeneraciones de la patria, inflamando a los mexicanos de noble indignación contra sus tiranos”. En 1910 Madero invitó a Flores Magón a unirse al Plan de San Luis Potosí que buscaba derrocar a Porfirio Díaz, pero Flores Magón rechazó el ofrecimiento al considerar la de Madero como una revolución burguesa.
Madero era claramente un liberal: una persona comprometida con la democracia y la libertad económica. Su periódico El Demócrata revelaba esta visión. Si bien Flores Magón fundó el llamado Partido Liberal Mexicano, sus ideas reflejaban las ideas del anarquismo comunista.
Flores Magón no mostraba respeto en sus descalificaciones de Madero, a pesar de la ayuda que había recibido de él. En “Madero pintado por sí mismo”, un artículo en Regeneración, describió así al líder de la Revolución: “Francisco I. Madero ha probado ser un ambicioso vulgar; pero, sobre todo, un imbécil. Es un hombrecillo movedizo como el azogue, parlanchín como una mujer borracha, de aflautada voz, veleidoso, traicionero, malvado, ha mentido cuantas veces ha abierto la sucia boca para decir que él desea el bienestar y la libertad del pueblo mexicano. Madero sería peor que Porfirio Díaz si llegase a ocupar la Presidencia de la República. Madero no es el hombre arrogante que tomó el poder en 1876, sino un pobre muñeco, una basura, un Don Nadie.”.
Con este soez lenguaje en contra de un político que lo había ayudado a publicar Generación, Flores Magón mostraba su personalidad. Quizá esa es la razón, precisamente, por la que hoy lo admira tanto López Obrador, quien descalifica de la misma manera a quienes piensan diferente, aunque lo hayan respaldado en el pasado.
Este 21 de noviembre el presidente López Obrador declaró: “Lo que más admiro de Ricardo Flores Magón es la firmeza de sus convicciones. Era un hombre enérgico, pero fiel a sus ideas. Es fácil tacharlo de sectario e intransigente, pero es difícil ignorar su congruencia”.
Y quizá tenga razón el mandatario. Pero vale la pena que él mismo encuentre esa congruencia que encomia. Uno puede ser magonista, anarquista, y cuestionar los esfuerzos de Madero por construir un México democrático, o ser maderista y simpatizar con el intento de Madero de construir un régimen liberal en nuestro país. Lo que no puede uno ser, y mantener la congruencia, es pretender ser al mismo tiempo magonista y maderista. 

Milanés

Pablo Milanés fue durante años un defensor del sistema, incluso diputado de la Asamblea Nacional de Cuba. Con el tiempo, sin embargo, se desencantó de la dictadura. “La libertad llegará y no va a ser con tiros ni con bombas, sino con flores”, dijo al respecto del movimiento del 11 de julio de 2021. Al final murió en Madrid y no en La Habana. 

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