La candidatura de Morena al gobierno de Coahuila se decidió hace varias semanas, aunque se anunció hasta ayer. Como parte de los acuerdos para que el PRI votara a favor la hipermilitarización del país, Morena aceptó bajar la guardia en el estado, dejando cancha abierta para que el PRI se mantenga en el poder estatal.
Ayer, el dirigente nacional morenista, Mario Delgado, cumplió con su parte del pacto: anunció que el cuestionadísimo senador Armando Guadiana será el candidato del partido oficial, relegando a quien se ostentaba como el favorito del presidente López Obrador, Ricardo Mejía Berdeja, subsecretario de Seguridad federal.
Guadiana es un candidato vulnerable por todos lados. Un rival no tan complicado para el PRI, sea por la vía de la elección, sea por la vía del arreglo. Guadiana ha estado en medio de escándalos de todo tipo. Marcadamente, por los beneficios que ha recibido como empresario de sus posiciones de poder público. Incluso ha tenido algunos roces con el presidente López Obrador a consecuencia de los intereses que defiende.
No es que Mejía Berdeja fuera un trabuco de aspirante, para nada. De hecho, su precampaña rayó en lo patético: desde el uso de aviones oficiales para promover sus aspiraciones, pasando por el dispendio de recursos en fiestones (uno de ellos cerquita de la mina siniestrada hace unos meses) y llegando hasta el triste papel de volverse bailarín de TikTok con tal de tratar de conquistar nuevas audiencias. No era a Mejía a quien le tenía miedo el PRI. Le tenía miedo a López Obrador: que el subsecretario recibiera todo el paquete-AMLO de apoyo de Estado, por su cercanía con el Presidente (promoción en la mañanera, investigaciones en al UIF, cash, operación política desde Palacio Nacional, programas sociales, carpeta en la FGR, y un largo etcétera).
Tan resuelto estaba desde hace semanas que Guadiana sería el aspirante morenista en Coahuila, que el senador viajó al Mundial de futbol en Catar, a unos días de que se anunciara la encuesta que definiría al ganador de la competencia por la candidatura. Si realmente hubiera habido competencia, sería impensable que uno de los contendientes se ausentara del territorio nacional a unos días del anuncio del resultado final: estaría poniendo toda la carne al asador. En cambio, al Senador con su inconfundible sombrero se le vio en los estadios de Doha y hasta subió sus fotos a las redes.
En ese mismo sentido, desde principios de noviembre, el presidente López Obrador, como sellando la negociación con el PRI, aprovechó una conferencia mañanera para hacerle a Mejía Berdeja una suerte de inesperado y no solicitado homenaje que sonó a premio de consolación ante lo que ya se había arreglado en lo oscurito.
Para el subsecretario fue una suerte de doble fracaso: buscando la candidatura de Morena al gobierno de Coahuila, abandonó por meses la tarea de mejorar la seguridad del país. No consiguió la candidatura ni bajó la inseguridad.
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