En la serie “La Emperatriz” de Netflix, Sissi, esposa del emperador Francisco José de Austria y Hungría, abogaba por los derechos de las clases trabajadoras y pensaba que, si la aristocracia las seguía explotando, un día acabarían enfrentándose contra ella. Gran parte del pueblo vivía sumido en la pobreza y pasaba hambre. Cuando se empezaron a apostar a orillas del palacio por días, la madre del Emperador preguntaba al Ministro de la Corte qué es lo que querían. Él le responde que querían ser vistos y notados. Sissi, con visión política e intuitiva y gran sensibilidad hacia los derechos de las personas que en ese momento importaban poco, sale de las puertas del palacio a encontrarlos y les dice: Yo sí los veo.
Esto mismo es lo que ha hecho López Obrador, ver a los pobres, reconocerlos, visibilizarlos y prometerles. Se ha referido a ellos de esta forma: “Los pobres son agradecidos y leales. Y necesarios para la transformación, solo se puede avanzar si se cuenta con el respaldo del pueblo. Ochocientos cincuenta mil millones de pesos se van a destinar para los programas del Bienestar. Los olvidados, los humillados, se está atendiendo a los marginados”.
Con el lema de “primero los pobres”, Andrés Manuel prometió a los menos favorecidos poner fin a su abandono, reducir la desigualdad y apoyar a los millones de marginados que no habían sido tomados en cuenta por otros partidos.
Por desgracia el Presidente habla más de lo que ve, predica mucho de los pobres, pero la ayuda que promete no es eficiente y nada de eso se ha logrado. La medición oficial de la pobreza en México realizada por el Coneval indicó que entre 2018 y 2020, la población en situación de pobreza aumentó en 7.3 %, al pasar de 51.9 a 55.7 millones de habitantes, y la población en situación de pobreza extrema creció 24.1 %, de 8.7 a 10.8 millones de personas. Además de los efectos de la pandemia, entre las razones que explican el crecimiento en los niveles de pobreza sobresale el importante aumento en la población con carencia por acceso a servicios de salud, que pasó de 16.2 % a 28.2 %. Esto se explica por la transición del Seguro Popular hacia el Insabi.
El Papa Francisco ha dicho: “Un aspecto fundamental para promover a los pobres está en el modo en el que los vemos. No sirve una mirada ideológica que termina usando a los pobres al servicio de otros intereses políticos y personales. Las ideologías terminan mal. ¡No sirven! las ideologías tienen una relación incompleta o mala con el pueblo. No asumen al pueblo. Fíjense en el siglo pasado en que terminaron las ideologías. Terminaron en dictaduras siempre. Las dictaduras piensan por el pueblo, no dejan pensar al pueblo”.
Hay que ver por los pobres, no usarlos por una conveniencia política. Como sociedad debemos reconocer las diferencias sociales y económicas y aportar tiempo y recursos para aminorar la pobreza.
LALC