Congreso en Guanajuato

La semana que dejamos atrás nos dio la oportunidad de hacer un profundo repaso a uno de los más graves problemas que enfrenta nuestra comunidad.

El Segundo Congreso Internacional para la Prevención de Adicciones propició una aproximación al desafío que Guanajuato enfrenta y será indispensable aprovechar la experiencia para afinar mejor la estrategia del sistema Planet Youth.

El creciente uso de drogas como la metanfetamina, el incremento de los casos que se atienden en los centros de integración y la amenaza del devastador fentanilo son focos rojos que se deben atender, con urgencia y a fondo.

Más allá de los reiterados llamados a consolidar los vínculos familiares, algunos de ellos impregnados del conservadurismo que sigue presente en algunas de nuestras autoridades, es indispensable encarar que el sistema de atención a los adictos que tenemos es incapaz de atenderlos.

Si no fuera suficiente para comprobarlo el caos en que funcionan los centros de rehabilitación, casi todos fuera del control oficial y amenazados por el crimen, basta con repasar los casos que todos conocemos, en nuestra familia o entre nuestras amistades, para percatarnos de la insuficiente respuesta que la sociedad brinda al creciente número de personas que sufren por las adicciones.

Un reconocimiento pleno al gobierno de Guanajuato por ponerse las pilas para hacer lo posible para manejar este dramático problema. Son de cajón, y muy válidas las críticas que aquellos que señalan que la respuesta es insuficiente y tiene carencias, pero vale la pena respaldar el hecho de que al menos se despliegue una estrategia para colocarlo en la discusión colectiva. 

Si pensamos en otra de las campañas públicas, la que promueve la puntualidad, es evidente que a la lucha contra las adicciones llegamos tarde. Pero no debe ser motivo para evadirla.

La Presidenta del Consejo Consultivo del DIF, Adriana Ramírez Lozano, habló de la familia como primer factor protector contra las drogas.
Foto: AM/Omar Ramírez

El ataque contra Ciro Gómez Leyva

La situación de la prensa en México es dramática y todos los organismos internacionales que se ocupan del tema lo señalan sin rodeos. Esta misma semana  la organización Reporteros sin Frontera volvió a considerar a nuestro País como el “más mortífero del mundo” para los profesionales de la información. 

El ataque contra Ciro Gómez Leyva, uno de los comunicadores más conocidos del País, es una muestra más de esta situación. Como señaló ayer Peniley Ramírez en Reforma, desde el asesinato de Manuel Buendía el 30 de mayo de 1984 ningún periodista tan conocido había sido atacado. Es una fortuna que Gómez Leyva viajara en una camioneta blindada.

Desde luego, son igual de reprobables los ataques a cualquiera que difunda información, sin importar su fama o su impacto. Como también señaló Ramírez,  el mismo jueves fue atacado otro profesional, Flavio Reyes, director de El Corcel de Palenque, en Chiapas: una camioneta sin placas lo embistió y sacó a su auto del camino, sin más consecuencias por fortuna.

Soy de los que pienso que los repetidos y agresivos ataques del presidente Andrés Manuel López Obrador a los medios son un factor que complica el problema. Que el mandatario renuncie a una crítica mesurada y piense que sus diatribas desde la mañanera son solo ‘derecho de réplica’ para un debate en igualdad de condiciones, no ayuda para nada a la ecuanimidad en el País.

Pero lo que de verdad complica el tema de los ataques contra los periodistas es la impunidad , que es “el común denominador en todos estos casos”, según señala la organización Artículo 19.

Por otra parte, la agresión fue una ocasión más para evidenciar que Twitter es el mayor estercolero del planeta y más ahora que su dueño, que proclama su presunta devoción por la libre expresión, censura a los periodistas que lo cubren y aporta una importante dosis de basura al diálogo en esta red.

Pero lo que vimos esta semana superó todos los pronósticos. Periodistas y medios que cuestionaron que Gómez Leyva disponga de un vehículo blindado, que preguntaron a quién beneficiaba el ataque o que de plano acusaron que se trataba de un montaje.

Entre todas estas opiniones brilló con luz propia la de Fadlala Akabani Hneide,  secretario de Desarrollo Económico en el gabinete de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien señaló sobre el ataque, dirigiéndose al propio Gómez Leyva y a Sergio Sarmiento, ambos vapuleados la víspera por AMLO:  “La oligarquía rapaz y la oposición moralmente derrotada, mezquina, traidora y mentirosa, es capaz de pagar un atentado sabiendo que personas como tú van a inculpar o inferir responsabilidad en quienes replican los ataques mediáticos lo cual constituye un derecho. Los van a detener”.

El mensaje fue  borrado horas después, pero apena que no haya tenido consecuencias. Abona poco a la imagen de la hasta ahora precandidata más fuerte de Morena a aspirar a la Presidencia de la República, que uno de sus funcionarios de primera línea se exprese así de lo que pudo ser una tragedia y nadie lo corrija. Bueno, borraron el tuit.

Ciro Gómez Leyva, en  una imagen de archivo.
Foto: El Universal

El voto inexplicable

Como se sabe, México se abstuvo el miércoles en la votación que resolvió la expulsión de Irán de uno de los organismos para la defensa de la mujer del Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas.

La cancillería de Marcelo Ebrard aseguró que México lo hizo “porque consideramos que el retiro de un Estado miembro de un foro multilateral no contribuye al diálogo ni a la cooperación internacional, esenciales en este caso concreto para la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer”.

La explicación suena insuficiente. Si algo distingue a la política exterior de este sexenio es la incongruencia, como hemos visto con el reciente deterioro de las relaciones con Perú. Así que acudir a una postura tradicional cuando la situación en Irán se ha complicado a tal extremo, parece más una renuncia meditada. Queda la incógnita de los motivos, ¿sería porque la medida la impulsó Estados Unidos?

Lo que vemos casi todos los demás es la cerrazón de un régimen teocrático, la represión sistemática a quienes piden que las mujeres dejen de estar sujetas a medidas medievales y, a partir de esta semana, la dantesca imagen del cuerpo de Majid Reza Rahnavard, de 23 años, ahorcado en una grúa en plena calle en Mashad, a unos 900 kilómetros al este de Teherán. 

Fue la primera ejecución en público de un manifestante detenido en las actuales protestas, pero el gobierno de Irán ha dispuesto este año de la vida de más de 500 personas acusadas de distintos delitos. Y 38 más esperan la horca, pues se les acusa de “Guerra contra Dios”, es decir, de pedir que las mujeres puedan caminar con la cara descubierta y vivir como mejor les parezca. Lamentable.

Mujeres con mensajes relativos a la libertad en sus camisetas, protestan mientras un luchador de Irán participa durante la Copa Mundial de estilo libre masculino de la United World Wrestling, el sábado 10 de diciembre en la Xtream Arena en Coralville, Iowa. 
Foto: AP

¿Qué ver, qué leer?

Guardo con afecto en mi memoria el recuerdo de varias series que disfruté antes de que se produjera el boom del género, es decir, la creciente producción de historias en este formato, distribuidas primero mediante venerables discos y luego vía streaming.

Una de ellas, que he buscado hasta el cansancio, es “Boston Public”, una serie de historias desarrolladas en una escuela de Boston, que siempre me pareció magnífica, y en ello coinciden muchos  otros que la vieron.

Otra serie añorada de aquellos tiempos es “Cold case” y la acabo de encontrar en Prime Video, solo para comprobar que se trata de un programa excepcional, producido con cariño y esmero. Fueron las semillas del aluvión de producciones que vinieron luego. Espero hallar tiempo para repasarla todita.

Danny Pino, Jeremy Ratchfod, Kathryn Morris (la protagonista, com la detective de homicidios de Filadelfia Lilly Rush), John Finn y Thom Barry, el elenco básico de la serie.
Foto: Tomada de Prime Video

MCMH

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