LA ÚLTIMA NOCHE del año es un momento natural de reflexión. Ojalá que las y los ministros de la Suprema Corte de Justicia reflexionen concienzudamente el voto que emitirán el lunes próximo para elegir a la sucesora o sucesor de Arturo Zaldívar.

POR SUPUESTO hay múltiples intereses detrás de la elección de quien encabezará el Poder Judicial, pero únicamente habrá 11 votos en la urna. Se trata de una decisión histórica, dado el contexto de acoso permanente por parte del Poder Ejecutivo.

DE POR SÍ es indispensable que el máximo tribunal sea independiente y tome decisiones autónomas, pero en estos tiempos de una Presidencia tlatoánica, más se necesitan contrapesos institucionales.

MÁS ALLÁ de lo que decida la UNAM sobre la validez o no del título de Yasmín Esquivel Mossa, la decisión de que presida la Corte no depende de ella, sino del resto de las ministras y ministros. De su decisión depende el futuro de uno de los Poderes de la Unión. Ni más ni menos.

¿QUÉ LE PARECE si esta noche vieja, en lugar de buenos deseos, se plantea usted algo distinto? Algo así como cinco objetivos específicos y realizables para ejercer su poder ciudadano.

PORQUE los deseos son algo que alguien, tal vez, nos cumpla. Pero los objetivos dependen de cada persona, de su interés, de su dedicación y, claro, su satisfacción. A ver qué le parecen:

PRIMER OBJETIVO: ejercer la representación popular. ¿Sabe quién es el diputado o diputada de su distrito? Llámele, escríbale, exíjale cuentas. Si es usted cuatroteísta, opositor, anarquista o ateo, póngase en contacto con su legislador y dígale lo que piensa. Está obligado a escucharle.

SEGUNDO: menos críticas y más acción. ¿Qué más está usted haciendo, además de corajes, al ver cada día la mañanera? Recuerde que la política es un asunto demasiado serio como para dejárselo sólo a los políticos. Hacer política es pasar de la emoción a la acción para construir el lugar en el que quiere vivir con su familia.

TERCERO: no es cuestión de creer, sino de informarse. Lo primero ya lo está haciendo: leer datos reales, a profundidad, con sustento y criterio. Siga adelante y comparta la luz de la verdad para disipar las sombras de la mentira y la propaganda.

CUARTO: dejar de lado el todo o nada. Si la vida no es blanco o negro, sino una infinita escala de grises y una enorme paleta de colores, ¿por qué pretender que la política sea de buenos y malos, de chairos y fifís? Quienes hacen eso buscan poner las reglas de la contienda. No acepte etiquetas, no las ponga.

QUINTO: asumir que en la democracia cabemos todas y todos. Aunque van cuatro años de polarización diaria, recuerde que los gobiernos se acaban y los políticos se van. Pero el país sigue. Si los otros quieren vivir en el odio, no caiga usted en la provocación. No le dé poder a su adversario: véalo en su justa dimensión, su verdadero tamaño suele ser mucho más pequeño de lo que se imagina.

¿ALGO MÁS? Una cosa: ¡Feliz año nuevo!

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