León, Guanajuato.- En la ambulancia Alfa 10 de Protección Civil del Municipio de León, el paramédico Edgardo Zamacona Rebolla y su compañero Edgar Rivera recibieron el Año Nuevo mientras regresaban de Nayarit con dos niñas que resultaron heridas en el accidente del autobús que se volcó en la autopista Compostela-Chapalilla.
Edgardo platicó que él y tres compañeros paramédicos salieron en ambulancias del Sistema de Urgencias del Estado de Guanajuato, de León a las 9 de la mañana el sábado 31 de diciembre y regresaron el domingo 1 de enero cerca de las tres de la mañana, es decir, que este servicio duró unas 18 horas.
“No importan las fechas, si es día festivo o no, nosotros tenemos que trabajar y lo hacemos con mucho gusto y vocación. Nuestro trabajo nos deja mucha satisfacción personal y moral de poder ayudar a personas que ya en su momento habían sufrido por el accidente y buscamos darles un momento de tranquilidad al saber que ya venían a reencontrase con sus familias.
Aunque las trasladamos a otra clínica del IMSS pero su familia ya las estaba esperando y fue muy gratificante y más por la temporada porque nos tocó terminar y empezar el año con ellas. No nos afectó mucho eso de que fuera Año Nuevo porque estábamos en servicio para cuidar a la ciudadanía y lo que se ofreciera”, expresó.
Compartió que el día 31 se despertó y se uniformó como cualquier otro día, su turno iniciaba a las 9 de la mañana, iba camino al trabajo cuando a las 7:30 recibió la llamada del coordinador para darle la instrucción de que se iría a Nayarit para traer de vuelta a los leoneses heridos en el accidente.
Así fue como a él y tres compañeros más de Protección Civil: Edgar Rivera, Adán Gutiérrez y Juan Camarillo les informaron que irían a Nayarit para apoyar con los traslados.
“Partimos de León a las 9 de la mañana, son cinco horas de camino a Nayarit y cinco de regreso y el tiempo en lo que el hospital preparaba a las pacientes para entregarlas y revisaba su historia clínica porque no nada más es llegar, cargar al paciente en la camilla e irnos, tenemos que saber qué tiene, cuáles son las indicaciones de los médicos para continuar con su apoyo pre hospitalario.
Tenemos que monitorear a los pacientes durante el trayecto como sus signos vitales, si presentan dolor, nuestro trabajo también es cuidar su estado de salud por si llega a pasar alguna complicación y pedir el asesoramiento médico. Todo estuvo bien, una de ellas sí refería dolor tanto por la herida como moral porque no iba su mamá con ella”, compartió.
Edgardo contó que a él y Edgar les tocó trasladar a dos niñas, una de seis años y otra de siete, ambas con golpes en todo el cuerpo, una de ellas con fractura de clavícula y en un brazo y la otra menor con fractura en un codo.
Llegamos cerca de las 3 de la mañana, dejamos a las pacientes y entregamos las ambulancias, pero antes hay que revisar la unidad, ver qué insumos se usaron y dejarla lista para que el otro turno empiece a trabajar porque no sabemos si va a surgir otra emergencia”, dijo.
Finalmente, recordó que el día del accidente él y sus compañeros estaban consternados por la tragedia y entre ellos recordaban el percance de la Ruta 84 que ocurrió sobre el bulevar Calcopirita el 30 de diciembre del 2018 y que también marcó la vida de los leoneses, pues nueve personas murieron y 45 resultaron lesionadas.
Hace cuatro años también nos tocó estar en el accidente del camión en el bulevar Calcopirita que fue algo prácticamente similar porque bastante gente falleció y otras resultaron lesionadas. Cada día es diferente y puede pasar cualquier cosa inesperada”, lamentó.
La Secretaría de Seguridad Pública de León informó que en este traslado participaron ocho paramédicos, cuatro de Protección Civil Municipal y cuatro del cuerpo de Bomberos.
Deja labor sabor agridulce
Para la paramédica Rosario Ayala, quien colaboró en el traslado de tres de los lesionados en el accidente de Nayarit, su trabajo siempre le deja un sabor “agridulce”, pero dijo sentirse satisfecha de que todos los leoneses heridos estén de regreso.
Rosario también madre de familia, compartió que el 31 de diciembre y 1 de enero colaboró en los traslados en helicóptero de dos pacientes, trayectos que duraron en promedio tres horas, hora y media de ida y el mismo tiempo de regreso y el día 2 apoyó en un tercer traslado en ambulancia.
“Un traslado aéreo por cuestión de la física y los cambios de las presiones atmosféricas es diferente al traslado por tierra porque
otra condición es que solo van el piloto y un paramédico. El piloto va en su trabajo y yo voy con mi paciente, no tengo el apoyo de otro compañero para ciertas cosas que tenga que realizar.
Es más rápido el traslado por aire pero es más pesado por el calor, las turbulencias, además el helicóptero es un espacio reducido y hay que revisar que el equipamiento vaya funcionando, poner mucha atención como en la ventilación mecánica y en el suministro de los medicamentos”, explicó.
Recordó que la primera persona que trasladó no venía en un estado muy grave de salud, mientras que la segunda tenía varias complicaciones, sin embargo agradeció que hasta el clima les favoreció.
“El domingo 1 de enero hasta la lluvia nos esperó, nos permitió llegar a León y dejar al paciente en el hospital porque aterrizamos y ya llegando al aeropuerto fue cuando empezó a llover.
“Mi trabajo me gusta mucho, pero desafortunadamente las actividades que realizo están basadas en la desgracia de otras personas, son lamentables estas situaciones y por el contrario es como un sabor agridulce porque siento mucha satisfacción de que hoy ya terminamos de traer a todos nuestros leoneses a hospitales de aquí pero no deja de sentirse ese pesar o ese sabor agrio”, expresó.
Añadió que no es la primera vez que le toca trabajar en un accidente con múltiples víctimas, además de que ya había salido a otros estados para brindar apoyo también en incidentes con múltiples víctimas.
DSS