“No se puede detener a un capo tan importante de la noche a la mañana, un operativo así toma meses de planeación, es una tontería decir que la captura de Ovidio Guzmán es porque viene Biden”.
He leído mucho ese argumento en los últimos días. No es cierto.
Hoy les voy a contar cómo en México se armó en cuestión de días un operativo todavía más grande para detener a un capo todavía más poderoso y escurridizo, y cómo se hizo a partir de prisas políticas y mediáticas. Es la historia de la segunda captura del Joaquín “El Chapo” Guzmán en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
En enero del 2016 el gobierno de México tuvo noticia de que estaba a unos días de publicarse un reportaje en la revista “The Rolling Stone”, en el que se contaba con detalle la historia de cómo Sean Penn y Kate del Castillo habían logrado reunirse con “El Chapo” Guzmán, líder del cártel de Sinaloa, quien unos meses antes se había escapado de la cárcel y era el hombre más buscado del mundo.
La revelación era un golpe durísimo para la administración de Peña Nieto: mientras el gobierno no lograba detener al capo que se les escapó en sus narices, éste se reunía con estrellas de Hollywood para negociar una película biográfica.
Del reportaje se desprendía un dato todavía más brutal: cuando contactó con “El Chapo”, Sean Penn estaba en el mismo hotel de Nueva York en el que estaba hospedado el presidente Peña Nieto que participaba en la Asamblea General de la ONU. Con unos pisos de diferencia, un actor americano hablaba con “El Chapo” y un presidente decía que no lo encontraba por ningún lado.
Según me revelaron por separado y en distintos momentos varios funcionarios del más alto nivel de ese sexenio, cuando el entonces presidente Peña Nieto supo lo que podría generar ese reportaje, dijo a los entonces secretarios de Gobernación y Marina, Miguel Osorio Chong y Vidal Soberón, que capturaran al “Chapo” antes de que saliera el reportaje, o si no, rodarían cabezas. Tenían cuatro o cinco días para agarrarlo. Y sucedió: “El Chapo” fue detenido el 8 de enero de 2016 y el reportaje se publicó tres días después, el 11 de enero.
Es cierto que existía un seguimiento previo al “Chapo”. Es cierto que la Marina había realizado varios operativos en los que se les había escapado por minutos. Pero es también cierto que por órdenes del presidente tuvieron que acelerar las cosas para que lo agarraran de inmediato, a como diera lugar.
Un dato del caso del hijo: la visita de Biden se anunció el 25 de noviembre. Así que el Ejército no tuvo tres o cuatro días para concretar la captura de Ovidio, tuvo mes y medio. Tuvo tiempo. Y sí, estas cosas se pueden hacer casi de la noche a la mañana.
Saciamorbos
Frente a la potencia más grande del mundo, ante nuestro socio comercial más importante, con toooodo lo que necesitamos como país y podemos pedir a Estados Unidos, ¿lo que obtuvimos es que aterrice en el AIFA? ¿así de chiquito es el tablero en el que juega el presidente de México?