UNA ADIVINANZA: Si es bautizo quiere ser la criatura, si es boda quiere ir de blanco, si es funeral quiere las coronas, si es la Cumbre de América del Norte la convierte en su mañanera. ¿Quién es?
ALARMA, pero no sorprende la forma en que Andrés Manuel López Obrador desperdició la reunión de altísimo nivel que sostuvo con Joe Biden y Justin Trudeau. Fueron tres días en los que el presidente mexicano dejó ir las oportunidades de atraer inversiones, dar certidumbre a los socios y, claro, obtener beneficios para su movimiento y para México.
ELLOS hablaron de nearshoring, y AMLO salió con una propuesta de los años 50: la sustitución de importaciones. Tanto EU como Canadá van decididos a desarrollar un mercado norteamericano de chips, pero en nuestro país la ciencia es ideológica.
AL FINAL, a López Obrador le ganó el protagonismo. La reunión trilateral le había salido bien, sin logros, pero sin sobresaltos. Tenía su foto en el AIFA, su paseo en “La Bestia”, ya nomás era cosa de decir “Hasta la vista, baby”… pero no pudo, se le fue la lengua y terminó convirtiendo un encuentro cumbre en una chiqui mañanera vespertina.
COMO souvenir de su visita, Joe Biden y Justin Trudeau se llevaron los otros datos que soltó López Obrador en un breve mensaje ¡de 41 minutos! Ante la falta de acuerdos sustanciales, muchas palabras superficiales. Lástima, era una buena oportunidad para abrirle puertas a México, pero al Presidente se le fue entre las piernas, como una rola al cuadro.

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POR CIERTO que calaron muy hondo las palabras de AMLO en el productor de narcoseries Epigmenio Ibarra, pues el Presidente criticó que se idealice la vida de los capos, su riqueza y su poder. Fue una crítica durísima al trabajo de la productora Argos, que encabeza su realizador de cabecera. En respuesta, Epigmenio ya anunció que dejará de producir programas para romantizar a los delincuentes, donará sus ganancias a clínicas de rehabilitación y devolverá todos los impuestos que le fueron condonados por la 4T. ¡Nah, no es cierto! Eso sólo pasa en sus telenovelas.

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¡AH, CARAY! Las cuentas de Claudia Sheinbaum y de su secretaria de Finanzas, Luz Elena González, nomás no cuadran con la realidad. Ante las críticas de que el gobierno capitalino ha recortado los recursos para el mantenimiento del Metro, ambas funcionarias insisten en que no sólo no disminuyeron, sino que han crecido.
SEGÚN AMBAS, el aumento para 2023 será de 857 millones de pesos, lo cual significaría que el presupuesto para el STC sería de 19 mil 687 millones de pesos. Pero, ¡oh, sorpresa!, el Presupuesto de Egresos de la CDMX dice otra cosa: que sólo serán 18 mil 847 millones 741 mil 477 pesos. Es decir que mientras en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento presumen 800 millones, el incremento real es de apenas 19 millones de pesos. No está claro si a la funcionaria le está fallando la calculadora… o está calculando el costo electoral la doctora.

Archivo AM

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