El domingo, decenas de personas marcharon en calles de Mixquiahuala, Hidalgo, con el fin de exigir justicia por el asesinato de la educadora Itzel Yoselin a quien dispararon en el centro del municipio hace casi una semana. En algún momento de la protesta salió el alcalde José Ramón Amieva para escuchar a las manifestantes y estas le reprocharon la inacción de autoridades así como la falta de justicia, pues aunque el mandatario local ofreció acompañamiento a familiares a de la víctima, “el acompañamiento no es una forma de hacer justicia, la justicia es detener al asesino”, le increparon.
Por supuesto, las mujeres que encararon al presidente municipal tienen razón, salir a escuchar su protesta y reclamos no implica ningún tipo de justicia para la víctima ni para sus deudos, lo necesario y lo que exigen es detener y sancionar a las personas responsables como, por ejemplo, sucedió recientemente con los casos de Mariana Reyes Vargas, de Huejutla, asesinada en 2020; así como en el de Lorena Tinoco Gasparino, a quien mataron en octubre de 2019.
En ambos casos las personas responsables, dos hombres y una mujer, fueron sentenciadas a más de 40 años de prisión, aunque no alcanzaron la pena máxima contemplada en Hidalgo para feminicidas, que es de 50 años. En menos de un año, en el estado fueron sentenciados siete feminicidas, lo cual representa justicia para sus víctimas.
Sin embargo, aunque haya sentencias para las personas responsables, los hechos no representan ningún triunfo para las autoridades que por obligación deben garantizar investigaciones y resoluciones prontas y efectivas; el verdadero triunfo sería que ninguna persona tenga que salir a las calles para reclamar porque asesinaron a un familiar, a una amiga, a una maestra.
El año pasado en Hidalgo fueron cometidos 18 feminicidios, mujeres cuyo reclamo de justicia solo puede ser ahora para que castiguen a sus asesinos, no ya para poder salir a las calles sin el temor de que les ocurra algo, consigna que cada año repiten con fuerza grupos de mujeres que se manifiestan en distintos puntos de la entidad y que reciben numerosas críticas porque sus formas no son las adecuadas. Sin embargo, las protestas no son inútiles y las paredes no valen más que las vidas.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo