“Rescate y difusión del patrimonio gastronómico identitario de las comunidades de Los Otates, San José del Potrero y Alfaro de León, Guanajuato” fue el título de la charla que ofreció Guadalupe Calleja Mosqueda, en el Museo de las Identidades Leonesas, y que es parte de un proyecto de tesis.
El objetivo de la también tallerista es dejar testimonio de lo que se comía o come en las comunidades leonesas.
La participante de la asociación civil “Pa´Ciencia la de México”, dijo que esta investigación fue financiada por el gobierno del estado de Guanajuato, a través de la Secretaría de Cultura.
Guadalupe Calleja, quien estudió la licenciatura de Gestoría, Desarrollo y Gestión Interculturales de la UNAM, mencionó que la inquietud de realizar este trabajo le surgió cuando visitó haciendas y comunidades y quiso preguntar acerca de su gastronomía.
“Cuando llegué de la Ciudad de México a León hace 12 años y pregunté cuál era su comida tradicional y la respuesta fue que ‘guacamayas’ no me contenté con la respuesta.
Empecé a investigar y me dí cuenta que hay muchas cosas más allá de las ‘guacamayas’ aunque ésta sea su patrimonio cultural e identitario”.
Agregó que le dedicó a su investigación poco más de un año y ahí surgió su tema de tesis que está por concluir y que ha sido reconfortante.
Durante la charla mostró guisos que le compartieron algunas señoras de las tres comunidades incluidas y el registro quedará en la Secretaría de Cultura para que alguien dentro de 100 o 200 años sepa que comían lo que sembraban.
“Los guisos de las comunidades no son con carne, hace 50 u 80 años comían carne cuando se moría una vaca, o gallina cuando hacían un banquete de boda o una ceremonia importante, su alimentación está basada en tortillas, salsa, frijoles y en la siembra de temporada”.
Entre los platillos que mencionó, con sus ingredientes están el mole de guajolote, pipián rojo sin carne, el pozole verde con xoconostle, mole prieto, gusanos de maguey, cuando había.
Además de nopales con tortitas de camarón, gorditas charras con maíz quebrado, salsa de uñita, sopa de boda, morisqueta, enchiladas rojas, gallo de xoconostle, verdolagas a la mexicana y ensalada de Xoconostle.
En bebidas mencionó el atole de pascua y aguas de garambullo, verduras y de jícama en postres capirotada, pan de horno, nieve de garambullo y mermelada de biznaga.
“Se trata de un registro en el que pongo los ingredientes, pero no las cantidades ni la preparación. Es un trabajo con el que quiero agradecer a las señoras que me permitieron entrar a su casa, no compartir sus secretos, solo registrarlos y que quede en una historia bella de estas comunidades”, dijo.