El tema del color me parece apasionante. Sobre éste escribí un libro titulado: “Color: Entre la Realidad y la Metafísica” editado por Plaza y Valdez (ISBN: 978-607-402-747-1) así como un artículo especializado: “Some Thoughts in Philosophy of Color” en la Revista Mexicana de Física (V. 55 (2) 455-458).
En ambas publicaciones me concentré en discutir las sorprendentes, muy diferentes y variadas propuestas filosóficas sobre el tema del color. Para algunos filósofos, el color es algo real y objetivo, una propiedad más de los objetos, como su forma, masa o volumen.
Para otros, el color es algo más parecido al dolor; una experiencia personal del sujeto que lo experimenta y, por tanto, subjetivo. Otros, sostienen que el color es una disposición capaz de causarnos experiencias.
Otros más, sostienen que el color es nada sino una ilusión. Los argumentos que cada filósofo presenta para sostener cada una de estas posturas (independientemente de que uno esté o no de acuerdo con ellos) son fascinantes y plenos de imaginación, y también, algunas veces, pareciera que no están muy alejados de la ciencia ficción.
El Dr. Benjamín Valdivia, distinguido poeta e intelectual radicado en Guanajuato, director de la editorial Azafrán y Cinabrio, tuvo el acierto de publicar el libro “Diez Colores Nuevos” escrito por el poeta guatemalteco Otto-Raúl González. Así como el extraordinario poeta chileno Vicente Huidobro dijo que; todo es nuevo cuando se mira con ojos nuevos, el Dr. Valdivia afirma sobre este libro de Otto-Raúl González: “La poesía consigna la creación de universos insospechados. Ante ella están nuestros sentidos abiertos a un más allá de todo lo que habíamos contenido en la experiencia de la vida.
‘Diez Colores Nuevos’ es un libro inigualable para hacernos ver por medios poéticos lo invisible y para traer a las pupilas de la imaginación las tonalidades internas del existir.
A diferencia de los colores que constituyen el espectro del mundo cotidiano típicamente caracterizados por; rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta, los diez nuevos colores de Otto- Raúl González son: Enirio, Orjuz, Anab, Anadrio, Dunia, Gaorín, Yemalor, Vainumio, Tuang y Aíf, cada uno de los cuales apela al infinito universo de nuestros sentimientos e imaginación.
Sabemos que resumir un libro de poesía es algo insensato e imposible (quizás más lo primero que lo segundo) pues se pierde el contexto y la esencia del poema. Pero ante la imposibilidad de transcribir todo el libro, tomé algunos pocos versos que considero representativos. Ojalá despierten el interés y la curiosidad del lector.
Enirio
De color enirio es el sétimo sol de Capella
Actualmente podemos compararlo a la brillante piel de los duraznos
o bien, el primer bozo que le sale a los melocotones,
a los hombres cuando dejan de ser niños
y a las doncellas cuando sienten
su primer desarreglo
Orjuz
El orjuz le sienta bien a una muchacha
que tenga ojos de tango
como el luto le sentaba bien a Electra.
El orjuz es el primero y el último color del mundo.
Anab
Suave como la adormecedora lluvia
es el color anab, color que prolifera
en el interior de las frutas
que se pudren lentamente sin que nadie
las corte de los árboles.
Anadrio
el anadrio es el color de la alegría
y de la buena suerte.
Pinte usted
las paredes de su casa
de color anadrio
y le ira bien.
Dunia
Dunias son las sonrisas que intercambian,
bobalicones, los enamorados,
dunia es la flor que no se mira nunca,
y es dunia también la primera sonrisa
de un recién nacido.
Gaorín
Es el ojo ciclópeo de toda destrucción
el color gaorín brilla en silencio
igual que en un pantano las fosforescencias
del nunca más y del todo se acabó.
Yemalor
El color yemalor mana ternura
De color yemalor son los recuerdos
Y los días últimos del año.
Vainumio
Toda esa luz de la niñez perdida
es vainumia y ya solo en sueños
la podemos ver
Tuang
Todo lo inesperadamente maravilloso
es tuang…
Mil estrellas juntas,
una sola flor en el desierto,
el hilo del agua para la sed,
el pan siempre,
la felicidad.
Aíf
Aíf la otra cara de la luna,
aíf la joven que no tuvo besos,
aíf el libro que no fue leído,
aíf la flor que nunca se hizo fruto,
aíf la mano que no tuvo estrellas,