Ciudad de México.- Esta semana inició en Estados Unidos el juicio en contra del ex Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, la Fiscalía de aquel país mostró la que probablemente sea una de sus cartas más fuertes al hacer comparecer a Sergio Villarreal Barragán, “El Grande”, un ex policía que se convirtió en uno de los principales lugartenientes del capo Arturo Beltrán Leyva.

El narcotraficante, quien gracias a su cooperación con las autoridades estadounidenses cumplió una pena reducida de cárcel y ahora está libre, aseguró ante el Jurado de la Corte del Distrito Este de Nueva York que Beltrán Leyva, a quien apodaban “El Barbas”, entregó a García Luna de 1 a 1.5 millones de dólares mensuales entre 2001 y 2009 a cambio de protección.

Prolijo en detalles, “El Grande” relató que en una ocasión la entonces Agencia Federal de Investigación (AFI) interceptó un cargamento de dos toneladas de cocaína que pertenecía a otra organización delictiva y García Luna se la entregó a Beltrán Leyva, quien le pagó alrededor de 16 millones de dólares, el equivalente a la mitad del valor de la droga.

Una moto ‘muy bonita’

También contó que en los mejores momentos de la relación de supuesta complicidad, el capo le compró al ex mando policiaco una motocicleta Harley Davison edición especial que a García Luna le pareció “muy bonita” y le agradeció el detalle en una conversación sostenida vía radio.

García Luna fue director de la AFI de 2000 a 2006 y de 2006 a 2012 encabezó la Secretaría de Seguridad Pública que tenía bajo su mando a la Policía Federal. Su gestión al mando de ambas corporaciones fue polémica debido a abusos en el uso de la fuerza, fabricación de pruebas, simulación de operativos -como fue el caso de Florence Cassez– e implicación de varios de sus principales colaboradores en el narcotráfico.

Estrecha relación

En su testimonio, Villarreal Barragán confirmó la estrecha relación que existía entre los mandos policiacos con los integrantes del Cártel de Sinaloa, al que pertenecía el clan de los Beltrán Leyva hasta separarse en 2008, así como la red de protección usada, que incluía la participación de militares y policías de otros niveles de gobierno, para garantizar que la droga cruzara por México y llegara a Estados Unidos.

La defensa de García Luna intentó desacreditar los dichos de “El Grande” al exponer ante el jurado su pasado criminal, en el que destacó por el nivel de violencia con el que actuaba, y en el hecho de que no aportó videos, grabaciones, fotografías o algún otro elemento que permitiera confirmar la veracidad de su relato. En México, en donde fue capturado en 2010, el narcotraficante también se acogió a la figura de testigo protegido y declaró en contra de militares, funcionarios de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) y jefes policiacos estatales quienes, tras ser sometidos a procesos, obtuvieron su libertad, entre otras cosas, por las inconsistencias de los señalamiento formulados por Villarreal Barragán.

Tirso Martínez ‘El Futbolista’

El segundo testigo presentado por la Fiscalía, fue Tirso Martínez Sánchez, “El Futbolista”, un operador del Cártel de Sinaloa encargado de enviar toneladas de cocaína a Estados Unidos, a través del ferrocarril. Al rendir su testimonio fue censurado por el juez Brian Cogan debido a que refirió haber conocido por terceros que presuntamente García Luna recibió sobornos, es decir, no le constaban los hechos. Tras la amonestación se centró en explicar cómo conseguía que la droga llegara a su destino al garantizar el cártel una extensa red de protección a todos los niveles.

Además de Villarreal Barragán y Martínez Sánchez, esta semana comparecieron cinco elementos de distintas agencias estadounidenses para dar cuenta de decomisos realizados al Cártel de Sinaloa y acreditar que la protección de García Luna hizo posible que la droga llegara a Nueva York, donde se está realizando el juicio. También testificó un integrante de la pandilla Los Trinitarios, quien habló de manera en que se distribuye la cocaína en las calles.

Reanudan audiencias

Está previsto que el juicio dure ocho semanas, por lo que el próximo lunes 30 de enero se reanudarán las audiencias para que nuevos testigos se presenten ante el Jurado e intenten convencer a sus integrantes de la culpabilidad o inocencia de García Luna.

JRL

 

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