Este pasado 22 de enero a las 22:30 horas unos pasajeros llegaron a la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México procedentes de Houston. Fueron conducidos por los estrechos túneles que van desde las lejanas salas 29 a 36 al edificio principal. Los túneles, que son cerrados cada determinado tiempo para permitir el paso de pasajeros que abordan vuelos, serían una trampa mortal en un incendio o terremoto. Los pasajeros tardaron dos horas para llegar a migración.

“La cola empezaba al principio del túnel que te lleva a migración -me relató uno de ellos, que me mandó fotos–. La foto que sigue es una hora después. ¡Todo manejado por la Marina! Es sumamente indigno para quienes pagamos una muy alta TUA. Entiendo que el número de operaciones es menor o similar al de 2018. Entonces esto es o incompetencia o mala voluntad. La llegada a México del extranjero es una vergüenza. La viva imagen del tercer mundo”.

Durante mucho tiempo el AICM fue pequeño, pero conveniente, bien manejado y funcional. En los últimos años, sin embargo, se ha convertido en una pesadilla. Las demoras por saturación, los largos trayectos en pasillos construidos en ampliaciones improvisadas, las filas enormes para pasar migración, las esperas interminables por las maletas, las colas de horas para tomar un taxi, los estacionamientos sin lugares disponibles, los malos olores y la suciedad, son algunos de los factores que han convertido este otrora digno aeropuerto en un horror.

En 2022 pasaron 46.3 millones de pasajeros por el AICM. Sigue siendo una cifra significativamente menor a los 50.3 millones de 2019, el año previo a la pandemia. La disfuncionalidad no es producto de la saturación. O el gobierno de López Obrador ha tomado decisiones que buscan ahorcar el aeropuerto o la Marina ha sido una pésima administradora.

El AICM sigue siendo por mucho el principal aeropuerto del país. En 2022 tuvo 23.6 millones de llegadas contra 15.1 millones de Cancún. Es también uno de los más caros. Según Volaris cobra 588 pesos por Tarifa de Uso de Aeropuerto para vuelos nacionales y 1,116 por vuelos internacionales. Durante décadas fue extraordinariamente rentable; sus utilidades ayudaban a subsidiar otros aeródromos. Hoy los recursos de la TUA se utilizan para pagar los bonos de deuda del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), destruido antes de su terminación por el actual gobierno.

El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) cobra solo 285 pesos por vuelo nacional y 705 por internacional, pero no puede mantenerse a sí mismo. Su consejo de administración calculó ingresos propios de 28.1 millones de pesos para 2023, pero gastos por 2,630 millones. La enorme diferencia la pagamos los contribuyentes.

El AIFA no ha servido para descongestionar el AICM. Todo lo contrario. Como no es realmente compatible con el AICM, las rutas de ascenso y descenso del valle de México han sido rediseñadas para permitir la operación de los dos, con consecuencias negativas para el AICM. La falta de inversión en el viejo aeropuerto, por otra parte, ha llevado a su lamentable situación actual.

Los aeropuertos capitalinos son un ejemplo de cómo el gobierno puede gastar dinero no para mejorar los servicios públicos sino para empeorarlos. La Ciudad de México tenía un aeropuerto que operaba bastante bien pese a estar saturado. Hoy tiene tres, uno más saturado, aunque con menos pasajeros; otro reluciente y vacío; y uno más, inundado a propósito por el gobierno.

Detenidos

Primero fue Viviana Salgado, quien cometió el delito de dejar caer unas aspas de plástico de una lavadora en las vías del Metro. Ahora ha sido detenido por homicidio Carlos Alberto “N”, el conductor del tren que tuvo el accidente del 7 de enero. Nadie ha hablado de dotar a los trabajadores con equipos de mantenimiento y comunicación. 

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