“Los montes daban señales de parir y los hombres de aquellos tiempos esperaban ese parto con mucho miedo.. Al final resultó que el temible fruto de los montes era un inofensivo ratón”.
Esopo
La respuesta del presidente López Obrador ayer me pareció sensata y equilibrada. El exfiscal de Nayarit, Édgar Veytia, declaró el 7 de febrero que el entonces gobernador Ney González le dijo: “Acabo de llegar de una reunión muy importante en Ciudad de México con Felipe Calderón y con Genaro García Luna donde nos dijeron que la línea era El Chapo”. El expresidente Calderón respondió en Twitter: “Nunca negocié ni pacté con criminales”.
La reacción de muchos fieles de la 4T fue considerar que ya estaba probada la complicidad de Calderón. Ignacio Mier, coordinador de los diputados de Morena, declaró: “Que él se presente, que le[s] explique a los mexicanos, por eso yo señalaba puntualmente eso, como dicen en mi pueblo, ´Te haces, pero bien que lo eres´, pues que venga y que nos explique”. Epigmenio Ibarra comentó en Twitter: “Celebro que en el juicio de García Luna se haya señalado a Felipe Calderón y espero que el gobierno de los Estados Unidos y sus fiscales hagan bien su trabajo y, si ya lo nombraron, no dejen de acusarlo”.
AMLO, en cambio, pidió no “adelantar vísperas”: “Esto tiene que demostrarse. Si él sabía y era beneficiario de los negocios ilegales que llevaron a García Luna a acumular muchísimo dinero. ahí tendrá el gobierno de Estados Unidos, la Fiscalía, que explicar bien qué fue lo que pasó, porque es increíble que tiene tres años detenido, se supone que se tienen todas las pruebas, y resulta que es el parto de los montes. Y si es así, ¿qué preocupación puede tener Calderón? Nada”.
Un testimonio de oídas difícilmente puede ser una prueba definitiva. Más aún, a pesar de que el presidente ya da como hecho que García Luna es culpable de “negocios ilegales”, hasta el momento la fiscalía solo ha presentado testimonios de testigos colaboradores, que suelen intercambiarse por beneficios judiciales, sin aportar pruebas concretas. El 24 de enero, cuando apenas comenzaba el juicio, AMLO declaró: “Hasta ahora no ha habido pruebas fehacientes. Ya se está hablando de sus cómplices, de algunos que trabajaron con él, pero es un drama judicial, una tragicomedia”.
El presidente sabe que es fácil difamar. A él se le ha acusado también de tener un acuerdo con el Chapo, pero lo que hay son simples inferencias por la liberación de Ovidio Guzmán, ya recapturado, y por el saludo a la madre del Chapo, Consuelo Loera, el 29 de marzo de 2020. El saludo fue un error político, como sus palabras: “Te saludo, no te bajes. Ya recibí tu carta”. Pero ni el saludo ni la frase son pruebas de complicidad. El presidente está tan seguro de su inocencia que no hizo ningún intento por ocultar el encuentro.
La acusación a García Luna de complicidad con el narco, la misma que se lanzó contra el general Salvador Cienfuegos, que el gobierno mexicano rechazó por basarse solo en testigos colaboradores, es muy importante. Una cosa es que el gobierno mexicano no tenga capacidad para frenar el narco y otra que algunos de sus altos funcionarios estén coludidos. Los lopezobradoristas han celebrado la primera mención del expresidente Calderón en el juicio de Brooklyn, pero AMLO sabe que una exoneración puede revertirlo todo.
Quizá por eso López Obrador ha citado una frase popular extraída de una fábula de Esopo: los montes pueden dar señales de que darán luz a un portento, para solo parir un ratoncito.
Mi candidata
Hasta sus derrotas las quiere presentar como triunfos. Ayer AMLO declaró: “La señora presidenta de la Corte, para hablar en plata, está por mí de presidenta”. Norma Piña, sin embargo, fue nombrada a la Corte en 2015, bajo Peña Nieto, y AMLO hizo todo lo posible por alargar el mandato de Arturo Zaldívar y, después, por lograr la elección de Yasmín Esquivel.