Los documentos hackeados a la Secretaría de la Defensa Nacional confirman aciertos, identifican zonas grises e iluminan errores en la estrategia de seguridad implementada por el gobierno de Claudia Sheinbaum en la capital.
En el Seminario sobre Violencia y Paz de El Colegio de México estamos analizando los Guacamaya Leaks (GL) recuperados y/o difundidos por medios de comunicación y colegas académicos. Una conclusión positiva es la existencia de una base fáctica común. Es decir, soldados, policías, funcionarios, periodistas y académicos nos apoyamos en las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Las coincidencias facilitan consensos sobre las políticas de seguridad capitalinas y federales.
Los documentos hackeados confirman que en la CDMX gobernada por Sheinbaum sí ha habido una disminución en delitos de alto impacto. Sin embargo, son números sujetos a verificación porque algunas divergencias invitan a un escrutinio más cuidadoso. Lo ilustro con las cifras sobre homicidios dolosos. La Sedena y el SESNSP coinciden en las de 2019 y 2020 pero hay disparidades importantes en las de 2021. Para la Sedena hubo 1,366 homicidios, para la SESNSP 921. ¿Por qué las diferencias? Entenderlo es uno de los retos en la agenda de investigación.
Otro asunto que invita al escrutinio es el despliegue de seis mil guardias nacionales en el metro capitalino desde el 12 de enero pasado. La jefa de Gobierno lo justificó hablando de una serie de hechos “anómalos” que algunos usuarios de redes sociales cercanos a la 4T transformaron en actos de sabotaje y terrorismo. Para elevar la gravedad del asunto, en una mañanera el secretario de la Defensa explicó la situación de la seguridad ¡en la capital! Ver a la jefa de Gobierno sentada silenciosa a la vera del militar me hizo exudar la gota fría.
Los accidentes en el Metro, ¿amenazaban la seguridad? hasta el momento, el gobierno capitalino no ha presentado un informe demostrándolo. Aunque los documentos hackeados llegan hasta septiembre de 2022 y no abordan acontecimientos de este año, algunos documentos de 2021 ponen en duda el alarmismo oficial y las versiones sobre sabotajes y actos terroristas.
En el informe de la Sedena “Situación de Seguridad Pública” en la CDMX se dice que las principales actividades ilícitas en la ciudad son “el secuestro, el cobro de piso, la extorsión y la venta y distribución de drogas”. En ningún lado mencionan o insinúan actos de terrorismo o sabotaje a instalaciones estratégicas de la capital.
En el documento “Bandas 2” (también de 2021) describen 25 grupos criminales operando en la CDMX. Cuatro de ellos, en el Metro capitalino y tienen nombres que desencadenan hipótesis de diverso tipo: “Los Abuelos”, “Los Mamados”, “Los Sorullos” y “Los Cacas”. A ninguno le atribuían peligrosidad. Tan es así, que ni siquiera estimaban el número de miembros de cada pandilla, lo que sí hacen en otros casos. En suma, el metro tiene muchísimos problemas, pero diagnosticarlos es una labor para los servicios de inteligencia más que una tarea para la fuerza militar.
Esto lleva a una pregunta clave sobre el protagonismo en el combate a la criminalidad ¿policías o soldados? En la capital han apostado por los primeros. En la Secretaría de Seguridad de la CDMX no hay un solo militar en los mandos superiores, y lo mismo pasa con las dependencias de seguridad de las 16 alcaldías sin importar el partido al que pertenezcan. Mantener a los militares en el Metro debilita esta propuesta porque, insisto, no han justificado la amenaza. Y esa conclusión está apuntalada por aquellos documentos sobre la seguridad capitalina hackeados a la Sedena.
Cierro con la columna vertebral de la estrategia de seguridad para combatir al crimen organizado. ¿Debemos dar el protagonismo a los militares o a las policías dependientes de gobernantes civiles? Me inclino por lo segundo, pero sin rechazar la participación militar en respaldo a las corporaciones policíacas y cuando esté en riesgo la seguridad nacional. No es el caso con el Metro capitalino donde deambulan seis mil efectivos que deberían estar atendiendo, por ejemplo, la violencia en Zacatecas.
@sergioaguayo