El lugar de reunión y convivencia por excelencia en nuestra ciudad, es el jardín de Tulancingo. Aun cuando existen otros parques, la Floresta sigue siendo nuestro favorito. Quizá por la frescura de los árboles, la mayor parte de ellos, truenos, fresnos y algunas jacarandas, o quizá por el aire histórico que tiene.
En 1528 para formar parte de la “manzana fundacional”, fue el atrio- cementerio del conjunto conventual de Tulancingo. Durante la remodelación del centro histórico en 2007, se encontraron restos de osamentas.
Hemos encontrado imágenes de Catedral en las que no hay árboles, no sabemos con exactitud cuando comenzaron a llamarle “La Floresta”, pero al parecer fue antes de 1888.
El área de juegos infantiles no existía, los terrenos de la Catedral llegaban hasta donde está ubicado ahora el kiosco. En ese entonces, como ya se comentó, esa parte era el campo santo, que sería quitado de ahí hasta finales del siglo XIX. Además, es probable que existieran capillas posas. Alrededor estaban los edificios civiles, tales como las casas consistoriales.
En el Archivo Municipal de Tulancingo hay un documento que habla de la unión de la Floresta con el Parque Juárez el día 5 de mayo de 1912, celebrando con ello el 50 aniversario de la batalla de Puebla. Para tal fin, se colocó un kiosco que se puso justo al centro de tal unión. En un mapa de Tulancingo del año 1869 se puede ver como la calle que hoy conocemos como Independencia ya no atraviesa en medio de la Floresta y parque Juárez.
Hay dos cosas interesantes que resaltar: El primer documento (hasta el momento) que se refiere a la Floresta es el expediente referente a la Conmemoración del aniversario luctuoso de Benito Juárez en 1888. El segundo dato interesante es el nombre de Parque Juárez, se llamaba así antes de que el monumento al Benemérito de las Américas se ubicara ahí, recordemos que el monumento dedicado a él, fue inaugurado por la logia masónica de la ciudad en septiembre de 1908.
El kiosco que se puso en 1912 para celebrar la unión de ambos parques y el aniversario de la batalla de Puebla se llevó a Santa Ana Hueytlalpan, y se puso el que se ve en la segunda imagen, mismo que fue removido, para poner en el año de 1984 el kiosco que conocemos en la actualidad y que fue remodelado hace unos años.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo