El 19 de Febrero de 1962, en New Jersey, EEUU moría el médico griego responsable de uno de los avances más significativos de la medicina preventiva del siglo XX, ese día se apagaba la apasionante vida de Georgios Papanicolaou. Nació en Kimi, isla griega Euboea, el 13 de Mayo de 1883, siguiendo la profesión de su padre, con solo 21 años se recibió de médico en la Universidad de Atenas, de inmediato se enroló en el ejército donde ejerció como ayudante de cirugía. Georgios comenzó a sentirse atraído por la investigación y seguir instruyéndose, por ello se trasladó a Alemania para estudiar un posgrado de biología, allí estudio con eminencias y obtuvo el doctorado en zoología sobre la diferenciación sexual. Su carrera se diversificó, dirigió el Instituto de investigaciones médicas de Mónaco, participó en la expedición oceanográfica en el “Hierondelle II” y durante la Guerra de los Balcanes prestó servicio en la Armada Griega siendo promovido a Teniente Médico. Viendo la escalada de violencia en Europa, se trasladó a los EEUU antes del estallido de la WW1, pero las autoridades locales tardaban en homologar sus títulos impidiéndole ejercer su profesión, por ello trabajaba en los almacenes Gimbel, en el periódico Atlantis y tocando el violín en restaurantes. El zoólogo Thomas Morgan se topó con Georgios en New York, conocía su reputación en Europa y agilizó sus trámites para ponerlo a cargo del laboratorio de patología del New York Hospital, aunque luego le solicitó ser transferido al departamento de anatomía de la Cornell University para proseguir con sus investigaciones. En 1920 comenzó a trabajar con el flujo vaginal humano en la clínica ginecológica del Cornell Medical College y del Hospital de mujeres de la ciudad de Nueva York, en solo 3 años logró llevar casi a la perfección un sistema para extraer, conservar y detectar células cancerígenas de útero y ovarios mucho antes de poder palparlo u observarlo directamente. Pese a lo revolucionario del método de Papanicolaou fue directamente ignorado durante más de 10 años hasta que el decano de la Universidad de Cornell, Joseph Hinsey, se interesa en los trabajos de Georgios y pone a su disposición toda su estructura para que continúe con sus investigaciones, cuando el llamado “Pap Test” estuvo listo se probó en todas las mujeres empleadas del Hospital de New York, lo rápido, práctico, poco invasivo, indoloro y efectivo del estudio hizo que fuera adoptado de inmediato. El empleo masivo de esta técnica permitió el diagnóstico temprano de neoplasia uterina asintomática que no eran visibles por el ojo y que sólo podían demostrarse por biopsia, la mortalidad por esta patología bajo un 70% en 4 años transformando a Papanicolaou en una celebridad mundial. Pese a haber aportado a la humanidad una invalorable herramienta para la salud, Georgios  mantuvo una vida austera y entregada a sus investigaciones hasta su muerte el 19 de Febrero de 1962.

ACLARACIÓN       
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo

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