– El castillo embrujado
– Los cascos
– Día de descanso en la granja 
– Para asustar a los osos

¡Saludos divertidos! Con todas las críticas que se están manifestando en relación con el retraso educativo existente en México, se hace resaltar más la urgencia de darle importancia a la necesidad y al gusto de la lectura.

Los países que están siguiendo los consejos de la Boston University de iniciar a los niños desde los seis meses (leyó bien) en el gusto por la lectura, son los que llevan la delantera mundial. Leamos estos agradables cuentecillos.

EL CASTILLO EMBRUJADO: “Juan y sus hermanas se pasean por el parque de diversiones. -Vayamos al castillo embrujado! —propone Juan—. Por supuesto. ¡Si las chicas no tienen miedo a nada! —responde Lili. ¡Yo tampoco! —agrega Lola, con cara muy seria. El trenecito arranca y lleva a sus ocupantes hacia un túnel sombrío, poblado de fantasmas, arañas, vampiros y otros monstruos, que emiten gritos y risas macabras. Todos en el tren gritan de miedo, excepto Lola. ¿Saben por qué? Lola hundió completamente la cabeza dentro de su gorra, ¡y no vio nada de lo que sucedió dentro del castillo embrujado!”.

LOS CASCOS: “En un bosque lejano, un grupo de duendes se encuentra trabajando, cavando túneles. ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! El ruido de los picos y las palas resuena dentro de la galería. De repente, una piedra se desprende del techo y golpea la cabeza de uno de los duendes. —¡Es demasiado peligroso! —dice el duende Luchín. ¡Nos hacen falta unos buenos cascos! -¿Pero dónde encontrarlos? —Se preguntan sus compañeros. —Vengan conmigo, tengo una idea. Enseguida, los duendes suben a la superficie. Luchín comienza a recoger nueces, las corta en dos, y luego las vacía, las cáscaras se transforman de esta manera en perfectos cascos, y además, ¡Los duendes se dan una panzada de nueces!”.

DÍA DE DESCANSO EN LA GRANJA: “En la granja de Fernando, viven muchos animales. las vacas dan leche, el caballo tira de la carreta y las gallinas ponen huevos. Sin embargo, una mañana los animales se rehúsan a levantarse y se quedan acostados. ¡Ya estamos cansados de tanto trabajar! ¡Queremos descansar un poco! Fernando entra en pánico, ¡No podrá ir al mercado a vender su mercadería! Al día siguiente, por suerte, los animales, bien descansados, retoman su trabajo. Desde entonces, en la granja de Fernando, cada último día del mes es feriado. ¡Hasta Fernando descansa… y cuenta sus propias ovejas para poder dormir!”.

PARA ASUSTAR A LOS OSOS: “José  mira cómo su abuelo toma una siesta en su sillón. El abuelo ronca más que una locomotora. -Vaya, abu tú sí que haces ruido cuando duermes! —Se burla José cuando su abuelo se despierta—. ¿Por qué roncas tan fuerte? —El ronquido es muy útil —responde el abuelo—.  Lo hemos heredado de los hombres de la prehistoria. Cuando dormían en grutas, su ronquido alejaba a las bestias salvajes, cuanto más fuerte roncaban, más grandes eran las bestias a las que atemorizaban. Por ejemplo, ¡yo hubiera podido amedrentar a un oso!  —Pero, abu, aquí, ya no quedan osos desde hace mucho tiempo —contesta José. —¡Ajá, ya lo has advertido! ¿Ves qué bien funciona?”.

Nos leeremos en la próxima. El Pilón Filosófico: “El libro sigue buscando amigos para iniciarlos en el mundo del desarrollo intelectual”. Editorial: El Ateneo. Precio: $139. Capturista: Mónica Caballero.

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