Lo que se requiere en estos momentos es un extintor para apagar el fuego y NO, definitivamente no, echarle más gasolina al mismo.

El ASESINATO de dos norteamericanos tras su SECUESTRO en Matamoros encendió el fuego de la indignación en Estados Unidos justo en el momento en el que en el Capitolio norteamericano influyentes Senadores pretenden introducir leyes que permitan a las Fuerzas Armadas norteamericanas atacar a los CÁRTELES mexicanos de la droga (lo cual pueden hacer con drones sin pisar suelo mexicano), como el Cártel del Golfo, al que se culpa del secuestro de los cuatro norteamericanos y muerte de DOS de ellos y herir a un tercero.

Aparte de la molestia allá de que aquí el Gobierno no hace nada para combatir a los cárteles, es decir, de nuestra creciente inseguridad, traemos la bronca del maíz transgénico, la cual si se va a panel de arbitraje, perderíamos seguro dentro de las reglas del T-MEC.

Ante todo esto, el Presidente López en su despapayera del martes se arrancó en primera reforzada quesque reclamando que nadie dice nada cuando allá matan a mexicanos (lo cual es falso) y arremetiendo a diestra y siniestra contra medios (qué raro) y contra el Gobierno vecino.

Mientras, al Presidente López lo han vuelto a pescar en una MENTIRA, pero una mentira trascendente.

Él afirmó tiempo atrás con toda la convicción del embustero profesional que su Gobierno, esto es, la Cuarta Intervención, “no espiaba a nadie, que él no es como los de antes”.

¡Y sopas!, un reportaje publicado por Aristegui Noticias y otros dos medios saca a relucir que el EJÉRCITO, al cual López le escrituró el País, SÍ ESPÍA con conocimiento y tolerancia del mismo López.

El espionaje ha sido contra activistas sociales y periodistas, no dudamos que también en perjuicio de sus “adversarios”.

O sea que problemas no le faltan al señor López y como quiera, en lugar de resolverlos y aplacarlos, se empeña en agravarlos recurriendo a su usual táctica -siempre errónea- de ponerse más “agresivo” con quien le toque.

En nuestra humilde estimación lo que estamos presenciando es el ocaso de una tiranía: es decir, a este señor se le acumulan los problemas grandes más rápido de lo que los puede solucionar.

Por lo mismo, su Gobierno, su “movimiento”, su Trastornación -que no Transformación-, cada día se EMPANTANA más, se atora más, se desdibuja más.

Lo cual sucede ante la mirada del MUNDO ENTERO, especialmente la de los vecinos al norte del Bravo que se muestran más que encamionados con los NULOS esfuerzos del señor López por frenar el trasiego de drogas de nuestro territorio hacia el norteamericano.

Sobre todo de la droga que MATA, el fentanilo, de la cual los cárteles mexicanos se encargan de inundar el mercado norteamericano tras fabricarla aquí en México.

Por la actitud de los congresistas norteamericanos, Dan Crenshaw, Mike Waltz, Chuck Schumer y Lindsey Graham, queda claro que la “estrategia” de “abrazos, no balazos” no les causa una nada buena impresión.

Sobre todo porque les ha otorgado a los militares mexicanos TODAS LAS LABORES habidas y por haber: control de aduanas, de puertos y aeropuertos, del espacio aéreo, del abasto de medicinas, de cuidar los destinos turísticos, de repartir juguetes, y la de ESPIARNOS a todos mediante la herramienta israelí conocida como “Pegasus”, que es un virus que le transmite al ESPIADOR toda la información de video, audio y texto captado, recibido o mandando por el dispositivo intervenido.

Esto hace el virus, se encuentre encendido o apagado el dispositivo: es especialmente invasivo y se supone -o eso dicen en su defensa los israelís- que sólo se les vende a los Gobiernos.

Sólo que en México se sabe que está, o ha estado, en manos de particulares y de muchas dependencias gubernamentales, entre ellas el Ejército y, por supuesto, lo que antes era el CISEN, pero que afirma embusteramente este Gobierno que la desapareció.

Sólo que no, que para variar es otra mentira, pues ahora opera en el Centro de Inteligencia Militar igual que el CISEN hacía.

Esto, en VIOLACIÓN a la privacidad constitucional de una larga lista de mexicanos, ciudadanos normales, que pronto se conocerá.

Sumadas todas las broncas que hoy les hemos relatado fácilmente entenderán, estimados amigos, que al señor López no le faltan lumbritas por apagar.

Por lo mismo es que no cuadra dentro de ninguna lógica sensata que en lugar de dedicarse a desarmar bombitas, el Presidente gaste su tiempo en ENCENDER MÁS MECHITAS.

No sólo con sus palabras disonantes, sino también con su actitud beligerante, ésta en contraste con la mesurada y sensata que en boletines ha manifestado nuestra Secretaría de Relaciones Exteriores, mostrando preocupación por la percepción que se tiene del Gobierno mexicano en Estados Unidos.

No es la primera ocasión en la que se muestra más sensata la corcholata despreciada que el propio Presidente y Gran Elector.

 

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