León, Guanajuato.- El regreso de Ricardo O’Farrill a León no quedó a deber y con su show de stand up y la presentación de su corto “Claun” dio una cátedra sobre la falacia de la comedia.
Si bien empezar la semana en domingo usualmente es pasarla en misa o disfrutando de un nuevo capítulo de nuestra serie favorita, este día leoneses prefirieron cambiar la rutina y disfrutar en el Foro Paruno Central de Música del hilarante espectáculo del standupero.
Ante un aforo casi lleno, O’Farrill agradeció a su público “aguantar” cambiar las bancas de la iglesia por las butacas y por supuesto las hilarantes situaciones que el comediante describía, acompañadas de ademanes e imitaciones de sacerdotes no faltaron provocando que, con apenas unos segundos en el escenario, las risas se escucharan en el foro.
El expertise de O’Farrill en cómo hacer al público reír y que se olviden por un rato de los problemas personales o del trabajo se notó completamente. Interactuó con el público, generando una dinámica divertida y espontánea haciendo que todos se sintieran involucrados en el espectáculo.
Desde anécdotas propias sobre cómo mantiene el ritmo de vida durante su gira de presentaciones por varias ciudades de México, paranoias colectivas o situaciones que pueden generar bastante tensión y preocupación les dio una perspectiva humorística demostrando sus habilidades como standupero y por qué es considerado como uno de los mejores en nuestro país.
Revela el gran secreto de los comediantes
Aunque no todo fueron risas, pues tras 30 minutos de carcajadas, Ricardo O’Farrill dejó el escenario para presentar el cortometraje “Claun”, producido y dirigido por Luis Gerardo LoGar.
Creado y rodado durante la pandemia, refleja la preocupación del comediante sobre si contar o no un nuevo chiste que escribió, todo en medio de una polémica desatada por uno de sus colegas que está siendo “acabado” en redes sociales por su humor negro, -situación nada distante la realidad-.
Sin embargo, con una cabeza revuelta por pensamientos que lo invaden sobre cómo divertir a su público, “Richie” pierde la habilidad de escuchar las risas y no es hasta una serie de inusuales sucesos que redescubre la clave que todo artista de la comedia debe entender y dominar para conectar con sus oyentes a través del humor.
Ricardo O’Farrill logró mantener al público enganchado y entretenido, dejando a todos con una sonrisa en el rostro y la sensación de haber pasado una noche memorable.