En su novela Cien años de soledad, Gabriel García Márquez narra la historia de la familia Buendía, que emigra en busca de una existencia mejor y se establece en Macondo, una tierra nueva y desconocida. Allí enfrentan muchos desafíos, incluyendo la soledad y la falta de recursos y comunicación con el mundo exterior. Esta narración es un reflejo de la experiencia que muchas personas inmigrantes enfrentan actualmente al dejar sus lugares de origen, tratando de mejorar su calidad de vida.
A escala mundial, la migración es un fenómeno que ha estado presente a lo largo de la historia humana. Hoy en día, millones de personas en todo el orbe dejan los países que las vieron nacer, en pos de mejores oportunidades, seguridad, protección o, en muchas ocasiones, para reencontrarse y reunirse con sus familias. De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en 2020 había más de 281 millones de migrantes internacionales, lo que representa aproximadamente el 3.6 por ciento de la población mundial.
Por otra parte, la migración irregular, es decir, la migración que se realiza sin cumplir los requisitos legales de entrada y permanencia en el país de destino es un fenómeno significativo a nivel internacional, en el que inciden diversos factores, como la globalización, el cambio climático, los conflictos armados, y la desigualdad económica y social, entre otros. Según el Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2020 de la OIM, se estima que había alrededor de 20 millones de migrantes irregulares en todo el planeta.
Un caso concreto, en este sentido, es la migración forzosa en Siria, uno de los mayores desafíos humanitarios de nuestro tiempo. Desde que comenzó la guerra civil, en 2011, millones de habitantes sirios han sido desplazados dentro del país o huyeron a otros en busca de seguridad y protección.
De igual manera, la situación de inmigrantes de África hacia países como España se ve impulsada por la pobreza, los conflictos armados, falta de oportunidades económicas y la inestabilidad política en muchas de sus naciones de origen. La mayoría llega a través de rutas peligrosas, a menudo en embarcaciones precarias. Muchos enfrentan el riesgo de ahogarse en el mar, o ser detenidos y deportados por las autoridades españolas.
Adicionalmente, suelen padecer discriminación y explotación, lo que dificulta su integración.
Según la OIM, Estados Unidos es el país con la mayor cantidad de migrantes internacionales, con 51 millones, incluyendo a nuestros connacionales y a personas provenientes de Centro y Sudamérica; otras naciones son Alemania (13 millones), Arabia Saudita (10) y el Reino Unido (9).
En el caso de México, aún están recientes los lamentables hechos ocurridos en la estación migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua, en donde perdieron la vida 39 migrantes y 28 más resultaron heridos.
El presidente Andrés Manuel López Obrador se trasladó al estado fronterizo, dio la cara y escuchó la voz de decenas de migrantes, pero también se reunió con el personal médico que atiende a las personas heridas en la estación migratoria, en una muestra de humanismo que no se vio antes con otro mandatario durante hechos similares, como en los casos de la Guardería ABC o Ayotzinapa, Guerrero.
Hoy la migración sigue siendo una asignatura pendiente para los Gobiernos y las organizaciones a favor de los derechos humanos en todo el mundo. Por eso, en estas fechas de Semana Santa bien podemos reflexionar y recordar que la reconciliación es una herramienta para que los pueblos prosperen. Debemos confiar en que la mejor solución es el consenso y el acuerdo; en que los grandes problemas los podemos resolver todos juntos y que, sin renunciar a nuestros principios y valores, todas y todos podemos aportar soluciones a la sociedad.
@RicardoMonrealA