LA VENTA de las plantas de Iberdrola no es una buena noticia para México, por más que AMLO, sus periodistas a sueldo y su ejército de bots estén festejando la “segunda nacionalización”. Simplemente hay que detenerse a pensar: ¿por qué la empresa española aceptó vender sus centrales eléctricas?
LA RESPUESTA es simple y, al mismo tiempo, muy dura: Iberdrola se va de México porque el país no es seguro para las inversiones. Y peor aun: porque el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se empeñó en ponerle obstáculos políticos, trabas legales y amenazas económicas. En ese contexto, ¿de verdad alguien cree que el nearshoring atraerá grandes inversiones a un país que no ofrece certezas?
AL VENDER casi el 90 por ciento de sus operaciones, Iberdrola deja en claro que prefiere vender caro y llevarse lo que pueda, dado que aquí no se pueden hacer negocios. Bueno, quienes sí pueden hacer negocios son aquellos funcionarios de la 4T que saldrán beneficiados con este enjuague de 6 mil millones de dólares, cuyos detalles no se han hecho públicos y, al estilo obradorista, se mantendrán en total oscuridad.
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POR CIERTO que David Frum, el escritor de The Atlantic, resumió de manera magistral el nuevo juguete de Manuel Bartlett en la CFE: “México no tiene suficiente electricidad. Sin embargo, está gastando $6 mil millones de fondos públicos para convertir activos en funcionamiento de propiedad privada a propiedad estatal, sin agregar un watt de nueva capacidad (de generación eléctrica)”. ¡N’mbre son unos genios!
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DA LA IMPRESIÓN de que Lorenzo Córdova podría aprovechar la Semana Santa para relajarse un poco y tomar aire fresco. Eso de aparecer al día siguiente de su salida del INE como colaborador de Latinus… ¡pero qué necesidad! A menos, claro, que su intención fuera darle más armas a sus enemigos. Entonces, ¡felicidades!, lo logró.
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ALLÁ en Jalisco fue notorio, muy notorio, el vacío que el gobernador Enrique Alfaro y sus principales colaboradores le hicieron al homenaje póstumo para Raúl Padilla López, el fallecido líder de la Universidad de Guadalajara.
LOS ALFARISTAS se ausentaron de los servicios funerarios que fueron desbordados de amigos, académicos, políticos y universitarios. Tampoco llegaron ayer al homenaje que se hizo en las instalaciones de la propia UdeG.
PESE A QUE Padilla lo apoyó para ser alcalde en Tlajomulco y Guadalajara, la relación con Alfaro fue de encuentros y desencuentros. Las fricciones entre ambos incluyen hasta pleitos familiares, políticos y presupuestales. Pese a todo, lo cortés no quita lo valiente, premisa que se les olvidó a los de Movimiento Ciudadano.