En la tradición política mexicana los gobernadores son el eje político entre la federación y los municipios, es decir, entre el presidente de la República y los presidentes municipales. Ese gozne es de vital importancia, por eso, los gobernadores son seleccionados por el presidente de la República, y son puestos después en la papeleta electoral para que los vote la gente, salvo qué…
La fortaleza piramidal del presidente en turno, es sencilla, la base de su gobierno son los municipios y el sector que la construye son los gobernadores; la punta de la pirámide, donde está la élite política, decide quién o quiénes serán los elegidos para compartir el poder territorial, pero no siempre, el poder político. El antes y el después en nuestro sistema político electoral, se da en 1977 cuando se aprueba la Reforma Política que abre las puertas a las organizaciones locales y nacionales que se encontraban oficialmente afuera de la participación electoral.
El fin del PRIATO en Guanajuato, en el marco de la Reforma Electoral del 77, comienza con Humberto Ducoing Gamba, quien gobierna de 1973 a 1979. Lo releva Enrique Velasco Ibarra, de septiembre de 1979 a junio de 1984; él llega con una votación de 330,200 votos, el 83% de la votación total. Por cierto, Velasco no termina su sexenio y lo suple el senador priista Agustín Téllez Cruces. Por otro lado, en esa elección el PAN alcanza una votación de 49,525 votos, el 12.5%, la diferencia es de más de 6 a uno, pero esa cifra sería su punto de partida.
El 26 de septiembre de 1985 -siete días después del devastador temblor de la ciudad de México-, gana la gubernatura nuevamente el PRI, con Rafael Corrales Ayala, obtiene 396,325 votos (66,125 votos más que la elección anterior); en la oposición, el PAN alcanza 116,927 votos, duplica su votación anterior.
Tres años después, Carlos Salinas de Gortari, es electo presidente de la República, bajo un cuestionamiento nacional, acompañado de manifestaciones nunca antes vistas en México. Son los tiempos del derrumbe de los países socialistas, bajo la acción pacifica de movilizaciones impresionantes. El 10 de septiembre de 1988, la Cámara de Diputados erigida en Colegio Electoral, declaró válidas las elecciones con el voto de 263 diputados a favor, con 83 votos en contra y en ausencia de 150 diputados de la oposición.
Durante una de las sesiones de este Colegio, “el diputado federal Vicente Fox se colocó dos boletas electorales del fraude a manera de orejas de ratón para ridiculizar a Salinas”. Otros dicen que fueron de burro, lo cierto es que esas orejas fueron el motivo de una alianza encubierta que le cambiaría, primero el rumbo de Guanajuato, y doce años después a México.
En enero de 1991 se crea en Guanajuato la Comisión Estatal Electoral “para garantizar el derecho de organización política de los guanajuatenses, y responsable de la preparación, desarrollo y vigilancia de los procesos electorales en el estado y municipios”. Este surgimiento coincide con el fin del PRIATO, y nacimiento del PANIATO en Guanajuato.
En junio de 1991 la Comisión Estatal Electoral organizó por primera vez los comicios estatales. Ramón Aguirre Velázquez, candidato del PRI, a pesar de haber ganado con 626,436 votos –crece con 230,111 votos con respecto a la elección anterior-, es obligado a renunciar. El candidato del PAN, Vicente Fox genera una revuelta, acusando al PRI de fraude electoral, y Carlos Salinas, como ya lo anotaba, designa al empresario panista, y exalcalde de León, Carlos Medina Plascencia como gobernador interino para los siguientes 6 años. Una imposición ilegal e inmoral, pero orquestada y construida desde 1988. Los números, insisto tienen lengua de profeta.
En esa elección lo atípico es que, el PAN casi cuadriplica su votación, con relación a la elección anterior, llegando a 418,324 votos, aumentando en seis años 301,397 votos con un candidato desconocido. Esa cifra, es extraordinaria, si consideramos que es similar a la que obtuvo la actual alcaldesa de León, 27 años después. Este hecho, es una postal del poder presidencial, que nutrió desde entonces el desarrollo del PAN. Al paso del tiempo, se observa un montaje creado ad hoc, y los números hablan de ello.
Con el paso de tres gobernadores priistas en Guanajuato, del periodo de 1973 a 1991, se termina el PRIATO, para dar inicio al PANIATO, con una recomposición política que guía el desarrollo económico hacia áreas de la economía estatal que beneficia a los principales actores políticos, sobre todo del municipio de León. A este punto, el PAN ha crecido de 49,525 a 418,324 votos en 12 años, y tres elecciones consecutivas (8.4 veces más).
Tres años después, en 1994, se hicieron reformas al Código Electoral Estatal, y en noviembre de ese mismo año se logró la reforma político-electoral que dio origen al Instituto Electoral del Estado de Guanajuato IEEG, e inició con un padrón electoral de 1,646,872 ciudadanos registrados. En ese año, irrumpe en el escenario federal el EZLN; gana la elección presidencial Ernesto Zedillo. Y el IEEG, prepara la elección estatal de 1995.
El PANIATO, comienza con Carlos Medina Plascencia, y continua con Vicente Fox. En la elección de 1995, Vicente Fox, nuevamente como candidato, obtiene 723,337 votos; en el curso de seis años, el PAN eleva de forma exprés su votación con 305,013 electores más. Ahora el PRI, por primera vez como partido opositor alcanza 409,578 votos, con un tercio menos de los votos recibidos en 1991.
Para abundar en este atípico vaivén de cifras entre PAN-PRI, PRI-PAN, le comento: en la elección presidencial del año 1994, el PAN obtiene 513 mil votos; el PRI alcanza 945,088 votos con Ernesto Zedillo, la diferencia es enorme: 432,088 votos. Pero un año después, en la elección para gobernador, será al revés, Vicente Fox, alcanza 723,337 votos, 210 mil 337 más que en la elección presidencial; Ignacio Vázquez Torres, del PRI, en la lógica electoral de meses antes, debería de haber ganado, pero no es así, obtiene solo 409,578 votos, pierde de manera inexplicable 535,510 votos. Gana Fox, el secreto de ese triunfo se lo llevará a la tumba seguramente.
En la elección para gobernador del 2000, el PAN, llega a una cifra histórica en 21 años, 1 millón 4 mil votos, el candidato ganador sería Juan Carlos Romero Hicks, académico y exrector de la Universidad de Guanajuato, quien le daría una imagen de credibilidad al pasado electoral del PAN. El PRI como oposición tiene un “repunte”, y alcanza los 604, 363 votos, pero vuelve a perder.
El siglo XXI le abre las puertas al PAN, y Vicente Fox es candidato a la presidencia de la nación, y gana. Ya con el apoyo directo del gobierno federal, en el 2006, el PAN obtiene nuevamente la gubernatura con 1,166,620 votos, es la cifra más alta en el curso de este siglo que alcanza, y la obtiene con la candidatura de Juan Manuel Oliva Ramírez. El crecimiento es muy moderado, a pesar del peso político y económico del gobierno federal. No hay brincos olímpicos, solo es el 13% con relación a la anterior. En segundo lugar, queda el PRI con 494,448 votos, decrece su votación con 10 mil votos.
En el 2012, Miguel Márquez candidato del PAN, y bajo el auspicio de Felipe Calderón como presidente de la República, gana el gobierno estatal con 1,111,623 votos. Por primera vez en su historial electoral, el PAN decrece con 55,197 votos, en relación a la elección del 2006. El PRI, con Juan Ignacio Torres Landa, tiene un gran crecimiento, llega con 948,590 votos, y pierde por una diferencia de 163,033 votos; casi duplica la votación anterior con 454,142 votos, hay un salto olímpico, pero ahora de parte del PRI. Esta inesperada votación va de la mano con la candidatura de Peña Nieto, quien recupera la presidencia de la República, después de 12 años y dos presidencias ganadas por el PAN. Da la impresión que hubo un intento por romper el pacto del 91.
Como dato importante, a partir del 2012 data el origen de la violencia y luego la creciente inseguridad y criminalidad, que no para ni un segundo en Guanajuato. Márquez Márquez contrataría a los intocables, Carlos Zamarripa en la ex Procuraduría Estatal, y a Alvar Cabeza de Vaca en la Secretaría de Seguridad.
En la elección del 2018, el actual gobernador Diego Sinhue, gana con 1 millón 40 mil 949 votos, vuelve a decrecer el voto panista, y considere el dato, supera con solo 36 mil 346 votos la elección del año 2000, se acabaron los grandes saltos. Extrañamente, y a pesar del decrecimiento del PAN, el PRI, cae en picada, solo alcanza 266,916 votos, pierde con relación a la elección precedente, 681,674 votos, no alcanza ni siquiera la votación obtenida 45 años antes. El candidato de la ruina del PRI, es Gerardo Sánchez García, al parecer el gobierno de Peña Nieto, renueva la “concertacesión”, y los dados se cargan como siempre del lado del PAN.
El estancamiento del PAN en relación a su votación directa y su decrecimiento, a pesar del abrigo nacional de 2 presidentes de la República, se puede observar con los datos de las elecciones del 2000, 2006, 2012, y 2018, pero lo más extraño es que el padrón electoral crece en ese mismo periodo de 2,784,508 registros a 4,396, 360 inscritos, sin que ese aumento se refleje en la votación de los dos partidos preponderantes, PAN y PRI; por el contrario, en ambos, su votación cae, y en el caso del PRI, la caída es libre hasta estrellarse. La democracia dirigida, tiene fecha de caducidad, y vida útil programada. ¿Habrá llegado el fin de la era de Fox?
Ya por último, queda en el aire una pregunta ¿en dónde quedaron los 681 mil votos perdidos del PRI, y los 70,674 del PAN de la elección 2018? Adivinó, pero eso lo veremos en la entrega siguiente.
REVOLCADERO.
En el PAN de Celaya, no se han dado cuenta que técnicamente perdieron la próxima elección desde octubre del 2021, pero andan todos alborotados, como gallinas sin cabeza. Y quienes le quieren poner el cascabel al gato, no son dueños del cascabel, y ni idea tienen del tamaño del gato. Nada serio hay por ahora.