La Diócesis de Celaya condenó la masacre de las siete personas en el balneario “La Palma”, y dijo que las autoridades deberán garantizar la seguridad de los espacios de recreación y convivencia familiar.
El obispo Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, reiteró que la población y las autoridades no deberán acostumbrarse a la violencia en ninguna de sus magnitudes.
Lamentó que el fenómeno se presenta de manera escalonada y violenta en los diferentes núcleos de la sociedad, y en este caso las familias que se vieron afectadas de manera indirecta.
Lamentamos y condenamos este tipo de situaciones que poco a poco se van haciendo habituales y que no debemos acostumbrarnos a este tipo de violencia, especialmente en centros recreativos y familiares, en los puntos de encuentro”.
El líder diocesano se mostró impresionado de la frecuencia de los hechos violentos, así como de los números que arrojan cada vez más homicidios.
Consideró inquietante que la tendencia no disminuyó a pesar de que, las conmemoraciones de la Semana Mayor apenas terminaron.
“Pienso que las autoridades municipales estatales y federales, deben proteger y cuidar estos lugares de convivencia familiar, creo que son pocos ya espacios donde la gente, la familia puede congregarse para cantar, convivir y comer, para llevar la parte recreativa y lúdica que es necesaria”.
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Establecimientos deben de garantizar la seguridad
Como lo había mencionado sobre la masacre del centro nocturno del 11 de marzo, en Apaseo el Grande, el obispo insistió en que los establecimientos necesitan tomar medidas de mayor seguridad.
“Creo que habrá que tomar unas providencias también de los propietarios, para que tengan mayor seguridad y no puedan entrar fácilmente cualquier tipo de personas a cometer este tipo de atropellos y situaciones”.
La Diócesis de Celaya valoró la vida de las personas ante cualquier juicio sobre las causas que derivaron en la muerte de los 6 adultos y un menor de edad.
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“Las puertas del clero están abiertas para la población afectada”
Enviamos un saludo y pésame a todas las personas que sufrieron la muerte de los seres queridos, causa mucho dolor. La iglesia nos unimos a ellos, ofrecemos nuestra oración y una palabra de aliento”.
El obispo refirió que no hay certeza de la seguridad, por eso es importante que se tomen precauciones personales.
“Pedirles a toda la población que tenga los cuidados pertinentes al vivir en este tiempo de adversidad. Estar en los lugares más seguros. Pedir a las autoridades lo pertinente. Que no nos acostumbremos a este desorden, a esta escalada de la violencia que no tiene fin ni tiene lugares fijos y que ya no sabemos dónde puede haber brotes de violencia”.
PCCD