Purísima del Rincón, Guanajuato – Desconsolados y tristes, cientos de feligreses se despidieron del padre Leobardo Escareño Alonso, en la casa parroquial donde estuvo encargado por casi 7 años.
La misa de cuerpo presente estuvo encabezada por el arzobispo de la arquidiócesis de León Alfonso Cortes Contreras, así como sus compañeros presbíteros, sacerdotes y diáconos y se llevó a cabo en la Parroquia Madre Santísima de la Luz, en la comunidad Cañada de Negros.
Esperaron el cuerpo del padre Leobardo con mariachi
Acompañado de una caravana de autos de familiares, amigos y conocidos, que partieron del domicilio de sus padres, donde fue velado la noche de ayer y durante los primeros minutos de hoy, llegó escoltada la carroza con el ataúd que contenía los restos del padre a su parroquia, donde lo esperaba un grupo de mariachis.
Con globos, entre aplausos, pero sobre todo entre lágrimas fue como los habitantes de la comunidad Cañada de Negros, recibieron los restos en el atrio de la parroquia.
El ataúd de color caoba fue colocado al centro del lugar y varios sacerdotes, compañeros del padre montaron una guardia de honor.
Posteriormente el arzobispo Alfonso Cortés y el resto de los sacerdotes y diáconos, dieron inicio con la celebración eucarística
El padre Leo falleció en un accidente automovilístico la noche del lunes, cuando viajaba en su camioneta en la comunidad de La Mora, sobre el Ecobulevar San Francisco León.
El Arzobispo Alfonso Cortés recordó al padre Leo y brindó palabras de aliento para su mamá, hermanos, hermanas, sobrinos y demás familiares, por quienes pidió a Dios para que les envíe consuelo y fortaleza en estos duros momento que están atravesando.
Cientos de personas escucharon atentamente las palabras de aliento del Arzobispo durante la misa de exequias.
Al término de la misma, el ataúd con el cuerpo del padre fue bendecido por el Arzobispo.
Al final, los restos del padre Leo fueron colocados al centro de la parroquia donde muchas veces ofició misa, y donde permaneció hasta antes de las 4 de la tarde, para que los feligreses de su parroquia puedan despedirse de él y le den el último adiós, antes de ser sepultado y descanse en paz.