Es que en México no existen las condiciones para reducir la jornada laboral, dijeron empresarios que además fueron invitados a manifestar su postura y dialogar al respecto con sus amigos legisladores en San Lázaro, no vaya a ser que no entiendan bien sus preocupaciones y temores ante la propuesta de disminuir a 40 las actuales 48 horas laborales a la semana.
Trabajadores, sin embargo, no fueron invitados a charlas con sus representantes en el Congreso, muchos tienen muy poco espacio libre en sus agendas que dicen: 4:30 horas, despertar; 5:40, tomar el transporte; 8:00, checar a tiempo para no perder el bono de puntualidad o, peor, que les descuenten por llegar tarde; 17:40, salir tarde porque hubo algo de última hora y había que dejarlo listo porque urgía; 20:00, llegar a casa para cenar, lavar trastes y convivir con la familia; 22:00 (si bien va) acostarse para maldormir poco más de seis horas. Repetir de lunes a sábado.
La propuesta no fue sometida a votación porque ya no hubo tiempo, dijo el coordinador de los diputados de Morena Ignacio Mier hace unos días (recordemos que los panistas se abstuvieron desde las comisiones). Pienso que quizá las personas que ocupan una curul tendrán la misma agenda apretada previamente descrita y por eso ya no hubo chance; hay que entenderlos, pobrecitos.
Sin embargo, luego que su declaración anterior generó la animadversión de buena parte de la población porque los morenistas prefirieron apresurar otras reformas, el legislador matizó y en el mismísimo Día del Trabajo dijo que la propuesta laboral será aprobada en el siguiente periodo legislativo que inicia en septiembre, además que responsabilizó a la oposición por interrumpir su curso en el recién concluido. A esperar pues.
LA BANDERA MOTOMAMI
Qué escandalo con La Rosalía, además de la polémica por su concierto que reunió a 160 mil personas en el Zócalo de la Ciudad de México, a la cantante española se le ocurrió publicar una foto con varios Simis que recibió de su fanaticada mexicana durante una presentación en 2022; hasta aquí las aguas en calma, pero en la imagen también aparece una bandera de México que le regaló algún fan, en la que el águila, la serpiente y el nopal son acompañados por la leyenda: Motomami. ¡Sopas! Que hasta la quieren sancionar, encarcelar, vetar por insultar nuestros sagrados símbolos patrios.
Los escandalizados por el lábaro que se levanta entre céfiros y trinos acudieron a la Constitución donde dice que los símbolos patrios no pueden ser modificados, bajo pena de cárcel incluso. Seré yo irrespetuoso de los valores decimonónicos, pero pienso que tal norma ha envejecido de fea forma y debe ya ser sometida a revisión para no ser tan absurdamente reverentes para con los símbolos nacionalistas.
¡Pero es que es un insulto! ¡Imagínate, después hasta van a querer quemarla!
Pienso que si eso pasa será por algo.
La bandera, el escudo y el himno (este luego se les olvida) son eso: símbolos, y como tales, pienso que deben, sí, DEBEN ser susceptibles de emplearse como tales para denunciar, reclamar, expresar cualquier tipo de emoción. Quien le haya dado a Rosalía esa bandera lo único que quería era manifestar el cariño que muchas personas de este país le tienen a la cantante, sin reparar en si lo que hacía era o no un insulto (claro que no).
Más importante es, por otra parte, cuando especialmente la bandera es modificada para señalar inconformidades o posturas políticas, como cuando le han cambiado un color para empatar con el movimiento de mujeres que reclaman sus derechos, por ejemplo. Así, si alguien pretendiera incendiar la bandera porque de manera simbólica quisiera expresar su sentir por el gobierno, la sociedad o la circunstancia mexicana, debería poder hacerlo sin la posibilidad de acabar en prisión por prender fuego a un pedazo de tela solo porque a personas que nacieron en el siglo XIX les parezca un atentado contra la nación.
Es quizá una locura, pero sería mejor indignarse y ocuparse por lo que padecen las personas en este país más que lo que puedan hacerle a las banderas.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo