¡Saludos iluminadores! El Covid-19 nos llegó de afuera, nos tomó desprevenidos, porque nuestro ejército personal humano estaba adormecido, o sea las células de la sangre que son el ejército que está especializado para defendernos y protegernos de cualquier bicho dañino o raro que se introduzca en nuestro organismo, lo destruya, con la rapidez que el caso requiera. Nuestro sistema inmunológico estaba y en algunas personas seguramente todavía está adormecido.

El estrés lo producimos nosotros mismos, está dentro de nosotros. Se ha estudiado por los investigadores especializados en el tema, que hay dos tipos de estrés: Uno de ellos es natural y es necesario si ese estrés es positivo. El otro estrés que es el que más abunda en esta vida moderna es el que nos daña provocando enfermedades, desequilibrios corporales, mentales y desajustes de la conducta humana. El autor de este libro Mike George desarrolló lo que él llama: “EL FACTOR ¡AJÁ! En su teoría desarrolla siete estrategias.

El autor trabaja basándose en 3 corrientes claves del nuevo milenio: Inteligencia espiritual y emocional, desarrollo de liderazgo personal y principalmente, aprendizaje continuo. Esta última corriente o pilar humano es inmensamente importante porque el aprendizaje continuo, que en su mayoría es adquirido leyendo, es el que le da a nuestro cerebro (nuestra enorme computadora) enlaces neurológicos con los cuáles podemos superar permanentemente algunas funciones que la inteligencia artificial nunca podrá manejar.

“El estrés es necesario para lograr el máximo desempeño” ¡Decididamente, no! Es una falsa creencia que el estrés o la presión en la gente sea necesario para que las cosas se hagan. ¿Por qué? Porque se invoca y se emplea al miedo como motivador y siempre termina en un desgaste de energía, lo que finalmente puede conducir a una dolencia física. Una forma tensionante es la que provoca el pensamiento de enojo y miedo; si se lo sostiene, lleva a la enfermedad, el ausentismo, el mal desempeño y la ruptura de relaciones; son bien conocidos también sus efectos psicosomáticos.

Los pensamientos estresantes conducen a la tensión de los músculos y provocan dolores de cabeza, lo que induce a una sobreproducción de adrenalina, mientras que el enojo ha sido identificado como uno de los mayores contribuyentes del cáncer”.

LA ADRENALINA: Que produce nuestro organismo ciertamente en el corto plazo nos permite que nuestros problemas queden resueltos en una forma rápida y eficiente pero a largo plazo el exceso conduce al agotamiento y lo más seguro es que provocamos un sin número de enfermedades que pueden llevarnos hasta la muerte. Nos leeremos en la próxima. 

El pilón filosófico: “En otras columnas seguiré explicando otras estrategias para que realmente mejoremos nuestra calidad de vida”. 
Editorial: Kier. Precio: $239. Capturista: Mónica Caballero. 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *