Debemos quejarnos una y otra vez de la violencia incontenida por las instancias municipales, estatales y federales, cuyo repunte empaña tanta “grandeza” desparramada durante estos cinco años. Pero esta vez no se trata de la violencia del crimen organizado, la que con voluntaria ceguera nuestros gobernantes nombran como “se están matando entre ellos”. Es la violencia que cobra también la vida de policías y que se desborda desde esta institución hacia población civil desarmada e, incluso, periodistas acreditados.
Otra vez la policía, otra vez en Irapuato, en un hecho que afortunadamente no tuvo las dimensiones de la marcha feminista del primero de mayo del año pasado, pero que vuelve a poner en evidencia la facilidad con que la institución municipal se salta los protocolos para hacer uso excesivo de una violencia que por derecho le compete.
La agresión contra los fotoperiodistas Julián Pérez de AM/Al Día y José Luis Cervantes de El sol de Irapuato, que registraban con sus equipos la disolución de un pequeño bloqueo vial el pasado martes, debe sancionarse, además de ofrecerse por lo menos una disculpa pública a quienes ejercen el oficio. ¿Habría reaccionado igual la policía la semana anterior si se les hubiera pedido desalojar el periódico Correo ante la irrupción del rector de la UG y su séquito de acarreados?
El monopolio legítimo de la violencia siempre demanda gran responsabilidad a quienes lo detentan. Por lo visto a lo largo de la historia, es muy fácil caer en los excesos, en particular cuando se trata de personas desarmadas y vociferantes.
Una y otra vez nos seguiremos quejando del uso de las vías de hecho. Me refiero tanto al bloqueo de las vías ante la sordera de la autoridad para solucionar reclamos sociales, como al allanamiento de las oficinas de un medio de comunicación por haber publicado una nota periodística tildada de falsa que resultó ser veraz. Las tensiones políticas azuzadas por uno y otro bando orillan cada vez más al debate público y a la argumentación: hasta la más alta instancia de la principal casa de estudios de Guanajuato puede ser proclive a perder los papeles y tomar actitudes absolutamente ajenas a su función. ¿Qué podemos esperar del proceso de sucesión iniciado por estos días?
Por último; una y otra vez hay que reclamar la nocturnidad y alevosía con que actúan instancias municipales, esta vez en León y en un verano particularmente sofocante, para talar árboles en una ciudad que sufre y seguirá sufriendo por el abasto de agua. A la sordera social, se suman la ceguera ecológica y una ambición absurda en la carrera por la gubernatura de Alejandra Gutiérrez. La cantidad desmesurada de obras urbanas no tiene que ser proporcional a la destrucción del medio ambiente. ¿Por qué tenemos que seguir en manos de gobernantes que desean convertir el estado en un estacionamiento? ¿Dónde están los arquitectos conscientes de que los árboles no son sólo un adorno para sus maquetas?
Nota final:
Uno de los medios de comunicación guanajuatense, amenazado no por las cargas de la policía sino por la vía legal desde la fiscalía del estado, volvió a ser premiado internacionalmente. Mi más sincera felicitación al equipo de PopLabMx por obtener el reconocimiento One World Media -OWM- en la categoría especial para medios independientes.
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