La firma de sondeo “CID Gallup” publicó la gráfica del resultado de la encuesta de opinión sobre la valoración del desempeño de los mandatarios de América Latina en octubre 2022. El líder que encabeza la encuesta es el jefe de Estado de El Salvador, Nayib Bukele con el 86 % de aprobación. Le siguen Rodrigo Chaves, de Costa Rica con 81 %, Luis Abinader de República Dominicana con 68 %; Xiomara Castro, de Honduras y Gustavo Petro, de Colombia con 62 % y AMLO de México con 44 %. Nicolás Maduro de Venezuela ocupa uno de los últimos lugares con 28 %.

Bukele comienza su carrera política con una alcaldía autoproclamándose “de izquierda radical” por una lucha social y económica ante un país azotado por la pobreza y altos niveles de corrupción. Sorprende con un cuento que refleja a la sociedad salvadoreña, mencionando la desigualdad social y los privilegios de la economía capitalista hacia los ricos: “Había una vez un país pequeño en donde el 5 % de la población tenía el 90 % de la riqueza… en donde los que tenían la riqueza tenían también el control de los medios, de la sociedad, de la política, de la verdad… un país en donde había muchos que no tenían nada y pocos que tenían mucho. Un día, uno de los que no tenían nada dijo «esto no puede seguir así, tenemos que hacer algo, el pueblo debe despertar»”. Y así Bukele despertó al pueblo callado y le dio voz. Una voz fresca que no se había escuchado, una voz que clamaba por justicia.

Inesperadamente Bukele empieza a cambiar desplazando las ideas de izquierda por las del liberalismo, aunque con motes “populistas”, diciendo que “el dinero” debía estar “en función de la gente, con transparencia y sin corrupción”. Con gran habilidad aprovecha las redes cibernéticas y embiste exitosamente cualquier ataque y crítica a su gobierno. Con ingenio utiliza un discurso de unidad nacional y se posiciona como un partido de centroderecha.

Bajo el lema de que “son más importantes los derechos humanos de la gente honrada que los de los delincuentes”, inició una política carcelaria en su guerra contra las pandillas con detenciones arbitrarias y la precariedad en la que viven los presos, por lo que ha sido criticado por organismos internacionales.

Tras una ola de violencia orquestada por las pandillas que dejó 92 homicidios, se expidió un decreto del gobierno que suspendió un buen número de derechos constitucionales, como la libertad de reunión y asociación, a lo que siguieron operativos sorpresa de arrestos y la encarcelación masiva de cerca de 65,000 ciudadanos.

Bukele dice demostrar así su compromiso con la seguridad. Sus detractores consideran que no está atacando el problema de raíz y que su solución es solo de corto plazo. Lo cierto es que ha logrado la esperanza de la paz en su territorio y por ello se le considera el líder más popular de América Latina. ¿Mejoraría la seguridad de México con medidas como las que Bukele implementó en su país?

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