Del idioma latín hemos apropiado la expresión “Sine qua non”, que en español podría traducirse como “Sin la cual no”. 

Esta sentencia se utiliza para hacer referencia a una condición que tiene un carácter de indispensable, imprescindible o esencial para que algo suceda, se produzca o exista o que una determinada acción pueda ocurrir. Es una frase que hace notorio que si esa condición no se cumple, no se puede alcanzar un objetivo planteado con anterioridad o que un hecho o situación por esta misma razón, no podrá acontecer.

Las tres palabras básicas, casi sinónimos, que surgen de esta frase (indispensable, imprescindible o esencial) se integran a las acciones a llevar a cabo para la seguridad de los pacientes. Es decir, existen actividades, maniobras, políticas, directrices u ordenanzas, sin las cuales no es posible garantizar una atención segura o la prestación adecuada y cabal de los servicios asistenciales en salud.

La primera acción esencial, es la identificación correcta de los pacientes: la promoción de este tipo de entornos, donde se favorece la disminución de la probabilidad de errores médicos durante el proceso de atención a través de un sistema de identificación estandarizado, evita exponer a los pacientes a riesgos innecesarios o procedimientos no programados que podrían repercutir en consecuencias a su integridad.

La segunda acción es la de mantener una comunicación efectiva: la prestación de servicios de atención médica es sujeta a procesos de intercambio de información y si se presentan brechas en esta comunicación se pueden producir interrupciones en la continuidad de la atención o generar daño por acciones resultado de malos entendidos. En especial, las órdenes verbales que se sujetan a terminología confusa o nomenclaturas complejas suelen ser agravantes de este problema, porque como dicen por ahí “el único registro que queda de una orden verbal, si no se anota, es en el recuerdo frágil de los involucrados”.

En tercer lugar, tenemos la seguridad en el proceso de medicación: toda organización sanitaria debe diseñar, implementar y mejorar los procesos para seleccionar, adquirir, almacenar, prescribir, transcribir, dispensar, preparar y administrar medicamentos, orientando sus esfuerzos en especial a aquellos con aspecto o nombre parecido o de alto riesgo.

La cuarta acción se refiere a la seguridad en los procedimientos: las cirugías y otros procedimientos de carácter invasivo, cuando no son hechos con la diligencia apropiada, suelen tener mayor número de complicaciones. Verificar el procedimiento correcto, en el paciente correcto, en el sitio correcto y tomar todas las medidas de anticipación y protección al paciente por los equipos quirúrgicos o de atención médica, se vuelven imprescindibles.

Dicen que “no hay quinto malo” y justo es la acción relacionada a disminuir el riesgo de Infecciones Asociadas a la Atención en Salud (IAAS)”: Se sabe que las IAAS pueden ser evitadas y el personal de salud participa de manera importante en estas acciones de seguridad. Lavarse las manos e implementar el concepto de “una atención limpia es una atención más segura” debe ser uno de los mantras interiorizados en las organizaciones de atención médica.

La sexta acción es prevenir caídas: es increíble (pero cierto) que las caídas son la segunda causa de muerte por traumatismos involuntarios. La creación de entornos más seguros y la vigilancia de pacientes vulnerables debe ser un requisito indispensable a cumplir por las instituciones sanitarias.

Por último, la prevención, notificación, registro y análisis de eventos adversos (acción siete) y el establecimiento de una “Cultura de seguridad del paciente para la mejora de la calidad en la atención” (acción ocho), nos invitan a medir lo que hacemos, crear indicadores, realizar inferencias sensatas y adoptar medidas para reducir riesgos o establecer acciones de mejora y de igual manera promover una cultura de trabajo en equipo y sistematización en la identificación y mitigación de los riesgos asociados a la atención médica.

No es tarea fácil para ninguna organización sanitaria el llevar a cabo de manera total las acciones previamente comentadas, pero, como se comentó al inicio, son condiciones sine qua non para dar garantía de una atención segura para nuestros usuarios. Invito a los profesionales de la salud a unirse a este esfuerzo y ser ejecutores y promotores de las acciones esenciales para la seguridad de la atención de los pacientes.

 

Médico Patólogo Clínico. Especialista en Medicina de Laboratorio y Medicina Transfusional, profesor de especialidad y promotor de la donación voluntaria de sangre.  

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *