Más de 10 mil días han acontecido en el globo terráqueo tras ese jueves 24 de noviembre de 1994 cuando la sociedad agregó una persona más a las estadísticas con su nacimiento en Obregón, Sonora. 

Sin embargo, aquel recién nacido era especial, pues 28 años después está convertido en toda una estrella sobre un campo con forma de diamante donde su versatilidad y calidad ha salido a relucir con creces. 

Su nombre es Brandon Villarreal, quien con ocho años de experiencia como beisbolista profesional, vive un presente reconfortante en su tercer año con los Bravos de León. 

“Aquí (León) encontré la oportunidad de jugar a diario, se me dio la oportunidad y pues adquirí la consistencia que tengo ahora, trabajando y jugando fuerte cada día al encontrar mi rutina adecuada para prepararme mucho mejor”. 

Sus números no han desentonado con los cuereros en tres temporadas consecutivas con un porcentaje promedio de bateo de .328 producto de 234 hits, 67 jonrones y 92 carreras impulsadas

“Esta temporada el propósito fue llegar un poquito más fuerte, cambié un poquito más mi swing porque lo hice más agresivo. Se me han dado los jonrones y espero el porcentaje seguir terminando arriba de .300”. 

El cambio ha sido importante, pues de dar apenas un jonrón en 2021 y 2022, este año ya registra siete con 11 bases robadas a la hora de dar el imparable y colocarse en las almohadillas. 

Brandon Villarreal platicando en exclusiva con AM. Foto: Uziel Padilla.

La evolución: Una constante en su vida

Dichos cambios que hoy ejecuta a la hora de salir a las distintas plazas del beisbol mexicano, son fruto de aquella constante evolución que ha forjado su carácter a lo largo de 28 años de existencia en el universo. 

Desde una muy temprana edad, el deporte estuvo inmiscuido en su desarrollo como persona en la sociedad. 

“Pues como todo niño comencé jugando futbol con mi papá y mi hermano a los cuatro años, ya después, como a los 11 u 12, me metí como boxeador y allí sí llegué a acumular experiencia con 15 peleas tanto estatales como nacionales”. 

Sin dejar de lado la palabra guante, pero cambiando en la textura del mismo a una fabricación de cuero sumamente resistente a roletazos o batazos de una enorme potencia, llegó la profesión que hoy tanto disfruta ejercer día con día. 

“Yo empecé viendo a mi abuelo jugar y pues también mi papá nos llevaba a los estadios y desde allí comenzó mi interés. Comencé a jugar en las ligas de mi casa (Obregón) y fue a los 17 años cuando un scout de Sultanes de Monterrey me ve y me firma”. 

A partir de ese momento, comenzó la carrera profesional de Brandon Villarreal, no sin antes recorrer un camino lleno de dificultades que, simplemente, incrementaron esa fuerza mental que tanto lo ha ayudado a sobresalir en el beisbol mexicano en los últimos años. 

Villarreal bateando en el Domingo Santana. Foto: Uziel Padilla.

La mudanza: El beneficioso cambio a Quintana Roo

A pesar del arduo trabajo en la academia del cuadro norteño en casi un lustro de permanencia, surgió el cambio de su vida hacia un equipo que, si bien ha cambiado de sede, sigue teniendo un gran abolengo en la pelota veraniega. 

“El cambio a Tigres de Quintana Roo fue muy bueno para mí, pues en Sultanes nunca debuté y sólo estuve en sucursales, pero una vez firmando para allá, en mi primer año (2015) logramos el campeonato”. 

Su calidad salió a flote desde su primera incursión como profesional, pues el 30 de junio del 2015 debutó de la forma más icónica posible: dando de hit e impulsando y anotando carrera ante los Toros de Tijuana. 

Después de todo el esfuerzo para llegar al estrellato, era vital no desaprovechar la oportunidad y se lució con creces al registrar los siguientes números en seis temporadas. 

  • 278 juegos. 
  • 63 carreras anotadas. 
  • 104 hits. 
  • 11 dobles. 
  • 3 triples. 
  • 32 carreras impulsadas. 
  • 5 bases robadas. 
  • .220 promedio de bateo de las seis temporadas. 

Incluso, la idea de ser lanzador también estuvo presente en la mente de “La Flecha” mientras cimentaba su camino en el sureste mexicano. 

“De repente me midieron los lanzamientos y fueron buenos para hacerme lanzador, pero me desgarré el codo justo cuando estaba puliendo los ‘rompientes’ porque la recta ya me estaba gustando porque llegaba a 94 millas por hora”. 

Villarreal platicando sobre su carrera. Foto: Uziel Padilla.

El aterrizaje: La persistencia en el Bajío

Sin embargo, a pesar de ese crecimiento como jugador, una situación vendría a cambiar por completo el curso de su trayectoria profesional justo antes de la pandemia por el COVID 19. 

Una complicación en su firma de contrato con Tigres orilló su llegada a León gracias a su compañero de profesión Carlos Arias, quien lo ayudó a seguir el sueño tras jugar juntos al beisbol en las ligas de su tierra natal. 

La historia actual todos la conocemos: protagonista fundamental en la historia moderna de los Bravos de León. 

“A veces es muy difícil porque los resultados no se te dan, pero siempre tenemos que tener fortaleza mental para seguir adelante. Hay que batear siempre todos los días y practicar tu mecánica a diario”. 

Dicha características son vitales en su preparación, pues con tan sólo un mes de descanso, se enrolará a la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) el próximo invierno. 

Más allá de lo físico, la técnica también cuenta mucho para él al percibir una diferencia importante en cuanto a las dos ligas se refiere. 

“Las dos ya están al nivel, pero la de verano es un pitcheo duro con muchos parques de bateo. En la del pacífico, por la altura y demás, vuela menos la pelota y tienes que adaptarte a jugar el beisbol pequeño para pegar muchos hits de contacto y no tanto jonrones”. 

La deuda: A cerrar con orgullo

Con lo poco que pude conocer de Brandon Villarreal en esa hora y media de charla, me quedó claro que es un beisbolista profesional en toda la extensión de la palabra.

Siempre dispuesto a perfeccionar su fildeo y bateo, su juventud y gallardía es una que encaja a la perfección con la plaza leonesa y, creo yo, en ello radica su conexión con la afición. 

Muy probablemente tampoco exista Postemporada en León en 2023, pero es reconfortante saber que la amargura y frustración existan en hombres como el sonorense al generar inmensas ganas por revertir la causa. 

“Lo dije la pasada temporada: estamos en deuda con una afición tan chingona como la de León. Me gusta mucho jugar en este parque y queremos cerrar la temporada de la mejor manera, siempre con orgullo. Si no es está, será la próxima, pero el reto estará en responderles todo ese cariño que siempre nos dan”.

Con una exquisita manera de batear hacia la banda contraria, Villarreal seguirá dejando todo sobre el diamante con esa gallardía y orgullo que lo han caracterizado ante una afición que lo quiere, y querrá siempre, como un Bravo de León. 

-El Dugout del Gabo.

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