Es un gran éxito para el presidente López Obrador que en lo que va de su sexenio, haya 5 millones menos de personas en situación de pobreza. Que haya menos pobres es algo que festeja cualquier mexicano de bien. Ha sido eje central de su carrera política -“primero los pobres”- y que la cifra se revele al arranque de la carrera de sucesión presidencial es gasolina pura para un obradorato que estaba de capa caída en los últimos días. El aumento al salario mínimo y el dinero de los programas sociales han mostrado su efectividad.
Se puede decir que el gobierno está dando pescado y no enseñando a pescar. Se puede decir que es mucho mejor dejar de ser pobre porque se tiene un empleo, mejor educación, capacitación, salud, que por recibir un dinero mensual del presupuesto. Se puede decir que estos apoyos son frágiles porque no crean condiciones estructurales para salir de la pobreza y no regresar. Todo eso es cierto. Pero también es cierto que, para millones de mexicanos, ese dinero es toda la diferencia. Ahí cualquier prurito se diluye.
Sin embargo, hay aguafiestas para el obradorato. El mismo reporte del Coneval que ensalza la sustancial disminución en la pobreza exhibe tres fracasos preocupantes:
El primero y más grave es el de salud. Durante los primeros cuatro años del sexenio, 30 millones de mexicanos se quedaron sin acceso a servicios de salud. Este fracaso lleva la firma del Presidente de México. Y si López Obrador y los suyos usarán los 5 millones menos de pobres para hacer campaña, en este dato la oposición tiene un antídoto. No ha habido en este sexenio peor política pública que la de Salud. No ha habido medida más dañina que la desaparición del Seguro Popular. No ha habido berrinche más catastrófico que dejar de comprar medicinas a las farmacéuticas sin tener un plan de suministro, porque eso generó el peor desabasto del que se tenga registro.
El segundo es que la pobreza extrema aumentó. La pobreza disminuyó en 5 millones de personas. Pero los pobres entre los pobres, los que están en la miseria, los que no tienen ni para comer, aumentaron en 400 mil personas. Esto se debe a que hacer llegar los apoyos sociales a los más pobres entre los pobres requiere de una capacidad de implementación que esta administración ha demostrado no tener.
Y tercero, la educación: un millón y medio de personas se han quedado sin servicios educativos este sexenio. Esto refuerza la teoría general: el Presidente puede presumir que ha ayudado a resolver la emergencia, pero no está solucionando el fondo de los problemas.
Pero en el marcador global, es un éxito para el Presidente. Parece que se le alinean los astros para el 2024. Veremos qué tanto.
Saciamorbos
Debería pensársela bien José Ramón. Se queja en redes sociales: “los dueños del futbol siguen con la idea de hacer dinero fácil y rápido”. No sólo es la paradoja de José Ramón hablando de dinero fácil. Si no que parece olvidar que varios dueños de equipos de futbol son también dueños de medios de comunicación que han sido extraordinariamente nobles con él frente a su inexplicable riqueza, sus lujos excéntricos y sus conflictos de interés. ¿Cambiará eso?