Recordarán aquel violento acontecimiento del 4 de octubre del 2009, en León, Guanajuato cuando exaltados padres de familia, al más puro estilo “facha” (fascista) hicieron una pira con un montón de libros de texto destinados a la educación secundaria. El motivo alegado para esta deplorable acción fue que esos libros abordaban métodos de prevención del embarazo, incluyendo el uso de anticonceptivos y condón, cuestiones que, según afirmaban, resultaban inmorales para los jóvenes.
Mientras, en Guanajuato, un estado con una alta incidencia de embarazos de adolescentes, se padecía a la ultraderecha yunquista con el gobernador Oliva, que castigaba con penas de hasta 25 años de prisión, sin considerar las circunstancias, a aquellas adolescentes que habían interrumpido el embarazo; esto, en lugar de brindarles una educación sexual adecuada. En contraste, resulta aún más sorprendente observar que en casos de violación, se impusieran penas de apenas 3 años al agresor. La justificación sostenida era que “la que aborta sega una vida, mientras que el violador otorga vida”.
No obstante, es vital reconocer que las exaltadas protestas encabezadas por la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) no son una novedad ni están exclusivamente dirigidas contra el gobierno de AMLO. Estas acciones forman parte de una radicalización constante en respuesta a los proyectos educativos del Estado mexicano laico y posrevolucionario, a partir de la instauración del artículo 3º en la Constitución de 1917, que establece educación laica y gratuita.
Según Bernardo Barranco, un especialista en temas religiosos, la UNPF, que persiste en denunciar la “ideologización” de los libros de texto, se encuentra dentro de “la expresión más radical del catolicismo en México”.
La decisión de proporcionar gratuitamente libros de texto para la educación obligatoria fue una propuesta introducida por el presidente López Mateos. En su primer informe de gobierno en 1959, afirmó que “en un país con tantos desfavorecidos, brindar educación primaria gratuita implica proveer libros de texto”. Desde entonces, los libros de texto gratuitos han sido objeto de rechazo por parte de la ultraderecha, desde su introducción de los textos en 1959.
Sin embargo, no podemos pasar por alto que nos encontramos en tiempos electorales, en los cuales cualquier asunto puede ser politizado y utilizado como bandera por actores políticos para movilizarse y mostrar el músculo. El Yunque ha liderado “rebeliones” contra los libros durante los gobiernos de López Mateos, Echeverría, Fox y Calderón. En consecuencia, estas asonadas ideológicas no son una novedad, son el vehículo que les da voz para asustar, agitar y golpear con el ariete.
Como un dato adicional, durante enero y febrero de 1962 se llevaron a cabo manifestaciones en Monterrey convocadas por la UNPF y la Cruzada Nacional Anticomunista, en las cuales alertaban sobre un supuesto adoctrinamiento gradual de la juventud de Nuevo León con fines comunistas. Ya pasaron muchos años desde entonces, pero la UNPF continúa sosteniendo el mismo discurso de marras: “El peligro de adoctrinamiento comunista a sus hijos”.
Es importante señalar que la utilización del miedo como herramienta de manipulación humana es una vieja táctica de control muy eficaz, que gobiernos e Iglesia han blandido con expertise; pero actualmente, los que pretenden usar el espantapájaros del comunismo para asustar, están trasnochados por tres décadas, ya que este no existe desde la caída de la Unión Soviética.
Entonces, resulta contradictorio y sorprendente que la UNPF denuncie la ideologización en los libros de texto, cuando esta organización, desde la época que se juró la Constitución de 1917, se encuentra profundamente impregnada de ideología ultraderechista y religiosa que quiere imponer a los mexicanos. Busca establecer una sociedad teocrática, como sucedía en la Edad Media y en el México colonial. En otras palabras, la UNPF intenta imponer su visión de un mundo religioso que acabaría con la libertad de creencia y la educación laica que prevalece en México.
La UNPF interpuso un amparo argumentando que los libros no contaron con el procedimiento protocolario de idoneidad, que dicta la ley, previo a su impresión. En el amparo no argumentan errores, ni los temas ideológicos y comunistas que externamente argumentan… tampoco, argumentan que estén mal hechos los libros. Pero hablando de pedagogía y contenido, también hay opiniones a favor de los libros de parte de expertos.
Entonces, los libros de texto pueden ser buenos, malos o regulares y perfectibles, pero, si hay errores, que se corrijan. Puede haber varias opiniones sobre el mismo evento. El filósofo Husserl explica, con su método fenomenológico, cómo cada quien interpreta el mundo que lo rodea: “El fenómeno de la interpretación se da a través de la intención que guarda la conciencia de cada persona previamente a la interpretación”.
Que ya no lo asusten con el petate del muerto del comunismo. Millones de personas han sido educadas en la religión del miedo. Freud advierte que el miedo penetra como la humedad y se apodera de nosotros, transformándose en una pesada y agobiante carga que asfixia e impide moverse. ¿Usted qué opina?