Todo parece indicar que el impulso que ha tomado Xóchitl Gálvez como la principal carta opositora a Morena y aliados está por enfrentar un doble desafío.

Por un lado, el gobierno afina la embestida en su contra. Mario Delgado juguetea con la idea de que hay empresarios del sector inmobiliario dispuestos a declarar contra ella por presuntas irregularidades durante su gestión como delegada en Miguel Hidalgo, Ciudad de México. El régimen tiene la capacidad de apretar a empresarios, condicionarlos, chantajearlos y motivarlos a declarar. Es la guerra.

Pero, por otro lado, los resultados de las encuestas del frente opositor significan un foco ámbar para la aspirante que le ha dado sabor a una contienda presidencial que lucía aburrida. Se hicieron dos encuestas para definir a los tres finalistas. Una encuesta de 3 mil casos en vivienda que valió el 70%, y otra telefónica, también de 3 mil casos, que valió el 30%. En la ponderación de ambas, Xóchilt Gálvez le saca 12 puntos de ventaja a Beatriz Paredes (38% vs. 26%). Pero en la encuesta de vivienda, las dos mujeres están en empate técnico: 32% para Xóchitl y 29% para Beatriz.

La candidatura presidencial de oposición se va a definir, después de cinco debates, con una encuesta de vivienda que pesará 50%, y el otro 50% con la votación presencial del 3 de septiembre entre todos aquellos que se hayan registrado en la plataforma hasta el 20 de agosto (incluidas todas las firmas ya validadas de la etapa anterior).

En los foros, Xóchitl es la obligada a brillar por la atención mediática que ha recibido. En el primer foro no fue evaluada como la mejor.

En la encuesta de vivienda final ya no se medirá a Enrique de la Madrid. Es posible que los priistas que votaron por él se vayan más con Beatriz Paredes: son del mismo partido, De la Madrid ha declarado su simpatía por ella, Alito Moreno está operando en esa dirección. Hay que recordar que, en la encuesta de vivienda, Xóchitl no resultó tan competitiva.

Y finalmente, en la votación presencial del 3 de septiembre, se puede repetir la cargada de los firmantes priista hacia su única finalista, más la eficaz operación política del PRI para movilizar a los suyos. Y está claro que la estructura del PAN está con Santiago Creel, que también es finalista. Mención aparte merecen las más de 300 mil firmas que tienen entre Miguel Ángel Mancera, Silvano Aureoles y Francisco García Cabeza de Vaca, pues la mayoría de ellas las consiguieron a través de promotores, es decir, son su base, son de ellos, y van a votar como les digan sus líderes: ¿quién se va a arreglar con ellos? 

La gran fortaleza de Xóchitl está en la ciudadanía opositora, pero sin partido. Tendrá que movilizarla, animarla, emocionarla como lo hizo en la etapa de las firmas; si no, se la pueden comer las estructuras de los partidos. Y eso, para la oposición, puede ser un final de fotografía… explosivo y de alto riesgo.

Saciamorbos

En estas Historias de Reportero lo publiqué el pasado 5 de julio: Marcelo Ebrard “tiene Plan B: renunciar a Morena. Y para eso está construyendo una narrativa: va dejando registro de todos los golpes bajos que recibe… ha ido poniendo el reflector en todas las irregularidades que se cometen en la selección de la candidatura presidencial oficialista”. Ayer, Ebrard subió contundentemente el tono en sus acusaciones de que los dados están cargados a favor de Claudia Sheinbaum. Aunque descalificó a la secretaria del Bienestar, a Mario Delgado y a Claudia, el mensaje tenía un solo destinatario: el de Palacio Nacional.

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